El gran Guillermo Calvo cumplió 84 años el martes pasado. Reconocido por su influencia en la teoría macroeconómica, esta mente brillante argentina tiene una colección de trabajos académicos que pueden aplicarse a las economías emergentes hoy y, obviamente, a la economía doméstica. Desde el clásico "Miedo a Flotar", el "Sudden Stop", el rol de las expectativas en el servicio de la deuda pública y otros más. Hoy en Estados Unidos, Calvo mantuvo contactos con Javier Milei en varias oportunidades.

Hoy el plan de estabilización de la Argentina transita con absoluta normalidad, derribando mitos y leyendas. Se levantaron gran parte de las restricciones cambiarias y el tipo de cambio ayer cerró en $1.150. El dólar, el "ex oficial", ganó 5% desde el "liberation day" argentino, y no hubo traspaso a precios. El dato de marzo, 3,7%, quizás haya sido el último en niveles elevados. Se vienen, salvo casos puntuales de estacionalidad, meses de desinflación hasta aterrizar en los niveles normales de países vecinos del orden del 0,4%-0,5%.

En esa sintonía fina entra en juego la compra de dólares por encima del piso de la banda de flotación. Desde el gobierno insisten en que el BCRA no actuará salvo que la moneda norteamericana toque ese piso flotante (hacia abajo). De nuevo, es el bilardismo para acabar con la inflación. La meta de acumulación de reservas estipulada en el reciente acuerdo con el FMI para junio no será cumplida, algo que ya deslizaron los propios funcionarios del equipo económico en contacto con inversores en la reunión de Primavera (en Washington) del FMI y del Banco Mundial. Sí prometieron los funcionarios en la capital norteamericana que va a cumplirse la meta de diciembre. Lo curioso es que el propio Luis Cubeddu, encargado del caso argentino en el FMI, se enteraba por los inversores de que la meta de junio no iba a alcanzarse. No es dramático. Una gran parte del riesgo país, hoy en 678 puntos, se debe al "riesgo K", el eventual retorno del populismo al gobierno. Las elecciones de octubre reducirán o no ese "riesgo K". Pero otro porcentaje de esos 678 puntos se deben a las reservas del BCRA.

Banco Central de la República Argentina
Banco Central de la República Argentina

Volviendo a Calvo, hay que volver a mirar las expectativas y la relación con el servicio de la deuda. En primer lugar, debería ser el Tesoro el que salga a comprar dólares en el medio de las bandas de flotación. Si lo hace con superávit, no sería inflacionario (y si lo hace con reciente giro de utilidades del BCRA, puede serlo en función a la demanda de dinero). De nuevo, si el Tesoro compra dólares, los mercados recibirían la señal de que no se usan los dólares del FMI para pagar vencimientos, y puede impulsar la ansiada baja del riesgo país. El escenario a evitar en este juego de expectativas es el siguiente: que el mercado vaya viendo cómo se van extinguiendo los dólares anticipados por el FMI en el servicio de la deuda y se instale una cuenta regresiva en ese sentido.

Obviamente, el contexto internacional juega su rol. Desde Estados Unidos, rige un "recalculando" en la guerra comercial, con la reciente tregua anunciada con China. El S&P ya recuperó las pérdidas ocasionadas por el "Detonation Day" del 2 de abril, con el puntapié de las subas de aranceles. La sensación imperante en Wall Street es que lo peor quedó atrás. Hasta Jerome Powell, el titular de la Reserva Federal, ya está fuera de la mira de Donald Trump. La racionalidad en algún momento llega.

El pensamiento oficial es que el pago de los vencimientos de la deuda en julio, con el aporte del FMI, generará por la reinversión una caída del riesgo país. Son poco más de u$s 4.000 millones. No es poco. Los mercados se adelantan y puede que ese fenómeno se observe en junio. Es lo que sucedió, por ejemplo, con los vencimientos de los Bonares y Globales en enero. Hubo subas de precio de los bonos en las semanas previas y, por ende, caídas del riesgo país.

"Lo viejo funciona, Juan" es la frase de moda surgida de la exitosa serie de El Eternauta. Podría aplicarse también a lo económico. Para enterrar a la inflación, Javier Milei está aplicando superávit fiscal y prudencia monetaria. Nada nuevo. Surgieron inventos disparatados en los últimos años, como la Teoría Monetaria Moderna. Había que aprender a flotar, con credibilidad, orden fiscal y monetario, y manejar las expectativas adecuadamente. Al fin y al cabo, la elevada inflación es una enfermedad que hace varias décadas desapareció de la mayoría de los países del planeta. "Lo viejo funciona".