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La magia financiera no será suficiente para esta nueva etapa con el mercado

El anuncio de la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía tuvo dos efectos de primera vuelta.

Logró enfriar la implosión de la alianza del Gobierno y alineó a los grupos internos del Frente de Todos detrás de la continuidad, gestando un consenso de figuras y formas justo al borde del precipicio económico.

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Los mercados leyeron la designación del diputado, su trayectoria de peronista moderado, el sesgo a la derecha de sus opiniones, como un freno acaso tardío a la trayectoria que llevaba a "una piña a la vuelta de la esquina", como definen desde New York en grupos de WhatsApp.

La presencia de Massa fue un freno acaso tardío a la trayectoria que llevaba a "una piña a la vuelta de la esquina", como definen desde New York en grupos de WhatsApp.

Los inversores financieros veían al Gobierno post Martín Guzmán apostando a un reperfilamiento de los bonos. 

Ese espíritu quedó de manifiesto con la paridad de 18% de los bonos globales el viernes de la semana pasada. Hablaban de una fecha cierta en Wall Street: presagiaban naufragio para el verano de 2023.

Tras el anuncio de la nominación de Massa, que se materializará en la tarde de este miércoles, el riesgo país cayó 500 puntos básicos, algunos bonos recuperaron paridades hasta el 26% -de todas formas, un precio de regalo-, y el mercado de cambios se tranquilizó.

Los dólares financieros y el blue treparon y bajaron con picos en $ 340 y valles de 280 pesos.

Al decir de algunos analistas, "la magia financiera de Massa", la que cambió las expectativas en esta semana, tiene dos límites. El primero, es que se mantengan las inestables condiciones globales, que con el aumento de tasas de los EE.UU.

Gran parte de la suba de los bonos y de la apreciación del peso fue en espejo con mercados de Brasil. Pero hasta ahora, volantazos como el riesgo de un default o de reperfilamiento nos mantenían afuera del mercado de deuda.

El otro límite será el fiscal. Los anuncios de la primera hora de gestión que formalizará Massa serán leídos bajo esa lente.

Esperan el despliegue del "nuevo Gobierno" para lograr una mínima solvencia fiscal, el único ancla que le queda a la administración del Frente de Todos para volver a meter dentro de la lámpara a la desbordada emisión monetaria.

El desafío, entonces, volverá a la política. A la capacidad de Massa de lograr consensos internos para un plan que en condiciones habituales el ala más radical del oficialismo no toleraría y ahora tendría que abrazarlo para evitar o reducir el daño de un estallido del Gobierno.

El objetivo en la nueva etapa será que Cristina Kirchner habilite el programa. El riesgo, según los analistas de inversiones, es el de este compromiso lejano a sus aspiraciones. Perder todo, el temor que los aglutina.

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