

Es interesante el impacto que produjo un artículo del periodista Julián Guarino publicado en tapa ayer por El Cronista, dando cuenta que los importadores serán empujados en el futuro a pagar sus operaciones con dólares conseguidos a $ 14,50 en el mercado conocido como "contado con liquidación". Muchos empresarios se llamaban entre sí para compartir la preocupación y el Gobierno salió a confrontar la noticia con un mecanismo que conoce bien: las desmentidas con bases falsas.
En dos comunicados, uno del ministerio de Economía y otro del Banco Central, el Gobierno relativizaba las presiones de sus funcionarios a los empresarios para que paguen sus importaciones vía el dólar liqui, seis pesos más caro que el dólar oficial. Se escudaban en requisitos técnicos que la administración no exige cuando el empresario ya consiguió las divisas por su cuenta y no afecta las deterioradas reservas.
El problema es que esta maniobra eleva los costos productivos; presiona sobre la inflación y empuja la suba del dólar. Y, además, repite el gran déficit del Gobierno en los últimos meses: detrás de cada remedio disparatado para una dificultad cambiaria genera una enfermedad peor para la economía real.













