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A poco más de cinco meses, la Comisión Disciplinaria de la FIFA ha puesto fin a las secuelas del partido entre Brasil y Argentina que fue suspendido. Aquel 5 de septiembre de 2021 los aficionados del fútbol mundial fueron sorprendidos en su buena fe.
Apenas 5 minutos de iniciado el juego, en el estadio Arena Corinthians de San Pablo, se vivió una experiencia frustrante. La inesperada irrupción de los inspectores de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) al campo de juego con el partido en marcha, provocó incertidumbre entre las autoridades, dirigentes y jugadores.
Luego de consultar con los comisarios de campo, el árbitro venezolano Jesús Valenzuela, decidió suspender el partido, elevando un informe a la FIFA. Ante el desconcierto general, ni Neymar ni Messi pudieron torcer la decisión y el partido quedó trunco.
Unas horas antes del partido, la Anvisa había solicitado a la Policía Federal brasileña el aislamiento o la deportación inmediata de 4 futbolistas del seleccionado argentino, acusados de haber falseado datos sobre el protocolo Covid-19 al momento de ingresar al país.
Las autoridades sanitarias exigían "un mínimo de 14 días" de cuarentena para los jugadores provenientes del Reino Unido: Emiliano Martínez y Emiliano Buendía (Aston Villa), Cristian Romero y Giovani Lo Celso (Tottenham). Con los hechos consumados, se abrió un extenso capítulo repleto de intrigas, especulaciones y sospechas sobre las sanciones disciplinarias que podrían aplicarse al caso.
CUANDO DE LOS HECHOS SE PASA A LAS PALABRAS
"La decisión justa es respetar las leyes, es (poner) antes la salud de las personas. El deporte es importante, pero hay una escala de importancia en la que la salud está por encima, la ley está por encima", declaró el entrenador brasileño Adenor Leonardo Bachi, más conocido como Tite. Y agregó: "En un país existe la justicia, así como leyes y jerarquía, que deben ser respetadas. En el fútbol no todo vale".
Lionel Scaloni, DT de Argentina dijo tras la retirada de su equipo: "Me gustaría que la gente en Argentina entienda que como entrenador debo defender a mis jugadores y si entra gente diciendo que los querían llevar o deportar, no había chance porque en ningún momento a nosotros se nos avisó que no podían jugar el partido". Y añadió: "El delegado de Conmebol nos dijo que fuéramos al vestuario. Somos los damnificados, queríamos jugar el partido, los jugadores de Brasil querían jugar el partido".
Por su parte, Antonio Barra Torres, presidente de la agencia del control sanitario dijo: "Llegamos a este punto porque nada de lo que Anvisa les notificó fue cumplido. Los jugadores debieron permanecer aislados en el hotel para aguardar la deportación. Pero no fue cumplido".
Y agregó: "Se constató el no cumplimiento del aislamiento, los jugadores dejaron el hotel y fueron al estadio. La policía federal constató la ausencia de los cuatro jugadores e infelizmente se dio esa situación bastante desagradable. Tuvimos que actuar para hacer cumplir la ley".
El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, en rueda de prensa remarcó la prescindencia de la entidad mayor del fútbol sudamericano por tratarse de un partido por eliminatorias organizado por la FIFA. Y apuntó: "Soy de la idea de que los partidos se tienen que jugar en la cancha. Si era Conmebol, le aseguro que se terminaba en la cancha. Estoy convencido de que los resultados deportivos se tienen que dar dentro del campo de juego".
EL FALLO DE LA FIFA
Tal como informara El Cronista el 14 de febrero pasado, la Comisión Disciplinaria del ente rector del fútbol mundial dio a conocer las sanciones aplicables "tras una investigación minuciosa de los diversos elementos de hecho y en vista de la reglamentación vigente", ordenando que "el partido se vuelva a disputar en la fecha y el lugar que decida la FIFA".
El órgano disciplinario decidió también aplicar una multa a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) por valor de 500.000 CHF-francos suizos (u$s 542 mil) y a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) por valor de 200.000 CHF (u$s 217 mil) "como resultado de las infracciones cometidas contra la seguridad y el orden público". Adicionalmente, se les aplicó una multa a ambas federaciones por valor de 50 mil CHF (u$s 54 mil) como consecuencia de la suspensión del partido.
A los futbolistas argentinos Emiliano Buendía, Emiliano Martínez, Giovani Lo Celso y Cristian Romero fueron suspendidos por dos partidos internacionales por incumplir "El regreso del fútbol: protocolo de partidos internacionales".
Esta decisión de la Comisión Disciplinaria podrá ser apelada ante la Comisión de Apelación, salvo en lo relativo a la suspensión de dos partidos a los jugadores argentinos, por no superar dicha sanción el límite de admisibilidad para atender el recurso: "suspensión de hasta dos partidos (Arts. 49, 57 Reglamento Disciplinario, 2019).
Las decisiones sobre el monto de las multas a pagar por ambas federaciones (CBF y AFA), en el caso de ser confirmadas por la Comisión de Apelación de la FIFA, podrán ser objeto de apelación ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) con sede en Lausana, Suiza. (Conf. Arts. 57, 58 Estatutos FIFA, 2019).
CADA PIEZA DEL AJEDREZ EN SU LUGAR
Por encima de las especulaciones y sin dejar de evaluar los intereses económicos en juego, esta decisión pone las cosas en su justo lugar.
A pesar de la 'viveza criolla' puesta en práctica por cada parte, Brasil y Argentina son consideradas potencias del fútbol mundial, destacándose por la calidad de sus futbolistas y directores técnicos. Y por ello también cabe exigirles un mayor grado de responsabilidad en sus actos.
En una primera secuencia, la 'maniobra' de los cuatro jugadores argentinos de la Premier League (avalada por AFA), consistió en viajar en un avión privado y hacer oídos sordos a la restricción de salida impuesta por los clubes ingleses a causa del coronavirus.
"Los cuatro de Inglaterra decidimos ir (a las Eliminatorias) por el amor a la camiseta. Por más que los de la Premier no querían dejarnos venir, nosotros decidimos viajar igual. Después de ganar la Copa América, todos querían estar en el grupo. Es algo hermoso. Asumimos las consecuencias", resumió el arquero argentino Emiliano Dibu Martínez.
En cambio, 11 futbolistas del seleccionado brasileño acataron las instrucciones de sus clubes, desistiendo de viajar para enfrentarse con sus pares de Argentina.
Esa avivada argentina tuvo su correlato en el accionar impiadoso de la agencia federal de control sanitario (Anvisa), cuyo titular fue designado por el presidente Jair Bolsonaro. Así ocurrió que los funcionarios brasileños invadieron el campo de juego con orden de detener a los cuatro futbolistas argentinos para luego deportarlos.
Las irregularidades detectadas en las declaraciones 'puestas' en los formularios de ingreso al país, debieron resolverse con los jugadores involucrados antes o después del encuentro. Lo actuado por las autoridades sanitarias fue un atentado contra el sentido común y los reglamentos deportivos. No debieron interrumpir el desarrollo del juego ante la ausencia de un estado de fuerza mayor justificable por la pandemia.
El insólito hecho rompió con una regla de oro de la FIFA: una vez que la pelota se pone a rodar, sólo el árbitro (autoridad principal) puede suspender el partido.
Las normas FIFA imponen a sus confederaciones y federaciones nacionales los deberes de "independencia y prevención de injerencias políticas"; "aceptación de las Reglas de Juego, de los principios de lealtad, integridad, deportividad y juego limpio" (conf. Art. 23 Estatutos FIFA).
Durante todo este tiempo circularon versiones de uno y otro lado. Una de ellas, señala que Brasil no deseaba perder (nuevamente de local) con Argentina tras la final de la Copa América (0-1) y que por tal motivo se arengó a la agencia federal para realizar un operativo de tipo policial dentro del estadio "el día del partido".
Por su lado, Argentina hilvanó su defensa afirmando haber cumplido con el protocolo de la "burbuja sanitaria" vigente a nivel sudamericano para las eliminatorias, solicitando le fueran otorgados los tres puntos (sin jugarse el tiempo restante), dándose por perdido el partido a su clásico rival.
Mientras se evaluaba el expediente disciplinario y el otro partido se "jugaba en los escritorios", Brasil y Argentina cumplieron con el mandato de "jugar a suerte o verdad en la cancha", logrando en forma anticipada el pasaporte al Mundial Qatar 2022.
Los resultados deportivos ayudaron a que la FIFA ejerza el rol que es de su exclusiva competencia. Sólo era cuestión de mover algunas piezas para eludir el jaque mate que amenazaba con devaluar su reinado mundial.
Aunque con cierta demora, se ha logrado equilibrar el fiel de la balanza. Este fallo resulta éticamente inapelable y quizás pueda servir para encarar un proceso de cambio en la mentalidad futbolera, desterrando para siempre el miedo a perder.