¿Se mantendrá la paridad en la provincia de Buenos Aires?

El resultado de las PASO de la Provincia de Buenos Aires del domingo pasado ratificó el escenario de empate técnico que anticipaban las últimas encuestas. Ya sea por adhesión o refracción, Cristina Fernández de Kirchner volvió a ser la gran figura del proceso electoral. Sustentada en los segmentos más afectados por el cambio de modelo económico y la falta de crecimiento tangible en amplios sectores de la sociedad, logró erigirse como la antagonista del Presidente Mauricio Macri, cuyo nivel de aprobación fue cayendo en los segmentos del sur y el oeste del Conurbano afectados por la quita de subsidios, la caída del consumo y de la actividad informal.


Considerando el contexto socio-económico y su relevancia política, la ex presidenta mantuvo a lo largo de los últimos meses una intención de voto similar al porcentaje manifestado el último domingo, teniendo poca capacidad de tracción entre los indecisos.

Los indecisos se transformaron, por lo tanto, en el territorio de disputa entre Cambiemos y la fórmula Massa-Stolbizer, apostando los primeros a la polarización, y los segundos a un escenario de tercios.

El temor al triunfo de Cristina junto a la aparición de María Eugenia Vidal hicieron el resto del trabajo, reduciendo la brecha que separaban a Cambiemos de Cristina Fernández y desplazando a la formula de 1País a una posición periférica. Incluso en la última semana, la fórmula Massa-Stolbizer perdió alrededor de 5 puntos de adhesiones, pesando más la imagen negativa de la ex Presidente entre sus votantes, que la decisión de apostar por la propuesta de 1País.

El escenario de cara a octubre se muestra cerrado e incierto. La ruptura de la paridad dependerá de la capacidad de ambos sectores de pescar en aguas ajenas.

En principio, Cambiemos ya inició ese trabajo: partiendo de la base que Cristina Fernández tiene cerca de un 85% de imagen negativa y María Eugenia Vidal un 60% de positiva dentro del núcleo electoral de Massa-Stolbizer, la ecuación puede desencadenar en una mayor pérdida del caudal electoral en manos de Cambiemos; algo similar a lo sucedido en 2013 cuando Massa creció, luego de las PASO, 8 puntos diluyendo la performance de De Narváez en las generales.


Unidad Ciudadana tiene en principio menos margen de captura: sólo 4 de cada 10 votantes de Randazzo tiene una opinión positiva de la ex Presidente, lo cual impactaría en un crecimiento de máxima de 2 puntos. Esto confirmaría la premisa tan repetida de que su piso y su techo se encuentran en una posición cercana.

No así es el caso caso de Cambiemos, que si bien tiene un piso electoral más bajo, tiene un techo más alto. En este sentido, la configuración que tome la dinámica económica jugará un papel relevante.

Si analizamos la elección nacional en términos globales observamos que el Gobierno Nacional recibió el respaldo de los grandes y pequeños centros urbanos del Interior de la Provincia de Buenos Aires, de la Provincia de Santa Fe, sumado a las relevantes victorias en Entre Ríos, Córdoba, San Luis y La Pampa, zonas donde la reactivación de la actividad agropecuaria jugó un rol central.

Unidad Ciudadana, por su parte, se fortaleció en el GBA y en el Gran Rosario, las zonas más afectadas por el cambio del modelo económico, la recesión y la caída del consumo.
Si la incipiente recuperación de la actividad económica se intensifica en los próximos meses y, fundamentalmente, si comienza a sentirse en la sensación térmica de los consumidores, sobre todo de los sectores más afectados, Cambiemos tendrá un campo para avanzar en la ruptura de la paridad en Provincia de Buenos Aires de cara a octubre.

Por otra parte, más allá de las provincias antes mencionadas, la elección de octubre será un test de la consolidación electoral de la marca Cambiemos; se ratificará no sólo el apoyo en las tres gobernaciones provinciales que gestiona Jujuy, Corrientes y Mendoza sino también el sorprendente triunfo en Neuquén, y la esperable y simbólica victoria en Santa Cruz, así como la capacidad de crecimiento de la fuerza en provincias gobernadas por el peronismo, como es el caso de Chaco, donde en las PASO se ubicó a sólo 4 puntos del oficialismo provincial.
De la sumatoria de estos resultados dependerá el capital político con el que encarará Mauricio Macri la segunda mitad de su mandato y sus perspectivas ciertas de cara a 2019.

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