

Cada vez más turistas eligen a Buenos Aires como destino. El turismo es un sector económico en expansión. Genera empleo, recursos, riqueza. Es, tal vez, el sector con más perspectiva de crecimiento en los próximos años. Pero estas son las consecuencias del hecho turístico.
Existe algo fundamental, anterior a su dimensión económica: el turismo es la posibilidad de un encuentro. De un dialogo con el otro, con otras culturas, otras identidades, otros mundos. Permite aprender, sorprenderse, conocer. Intercambiar experiencias transformadoras que nos enriquecen. Porque el turismo es eso: una experiencia. La de alejarse para volver transformado vitalmente, la del descubrimiento de nuevas expresiones culturales, de otras lenguas. Viajar hace que nuestra identidad evolucione, se expanda, crezca. Y también que el que recibe al viajero amplíe su visión del mundo, se encuentre dispuesto a la experiencia del diálogo.
Esta dimensión antropológica, esta definición de viajar como un modo de intercambio de experiencias y conocimientos, es clave para llevar a cabo políticas públicas que favorezcan el turismo como motor económico de la ciudad. Si falta esa visión nos quedamos solo con el aspecto económico alojamientos, flujos de viajantes, transportes, cifras de consumo, etc.- aspecto clave, por supuesto, pero que tiene que estar al servicio de ofrecerle al que viaja esa dimensión de intercambio humano. Cuanto mas gratificante sea este intercambio identitario, mayor será el impacto económico en la comunidad que lo genera.
En los últimos años Buenos Aires ha crecido enormemente como destino turístico. Es un destino inevitable para aquel viajero que busque experiencias urbanas únicas con un amplio rango de expresiones culturales vividas con pasión, ese sello tan porteño. En el Ente de Turismo de la Ciudad realizamos un trabajo diario de puesta en valor de Buenos Aires, de presencia en ferias internacionales, de campañas de difusión en medios especializados y masivos, de labor en común con los principales operadores turísticos, hoteleros y gastronómicos.
Es un trabajo que está dando sus frutos. El turismo internacional lleva casi dos años de crecimiento consecutivo. Las perspectivas son muy alentadores a partir de la nueva conectividad aérea, que permitirá aumentar en dos millones la oferta de asientos para arribar a la ciudad, desde el exterior como desde el interior del país.
Buenos Aires está ingresando a una época en que el turismo será uno de sus grandes ejes de desarrollo productivo. Y si eso ocurre es porque tiene grandes atributos: es esa mezcla única de lo criollo y lo inmigrante. Con una vida nocturna fantástica. Con actividades culturales increíbles. Una ciudad amable, con un muy buen nivel de servicios públicos. Una ciudad que valora la diversidad, la pluralidad.
Pero además de sus parques y paseos, de sus barrios y avenidas, de sus monumentos y museos, tiene algo que la vuelve única: su gente. El estilo de los porteños es uno de sus mayores atractivos. Gente amable, abierta y apasionada. Buenos Aires es pasión. Y los viajeros cada vez lo valoran más.













