El acuerdo Mercosur-UE expone la grieta y es clave para pensar el voto

El resultado de la negociación política entre los bloques de la Unión Europea y el Mercosur ha venido a clarificar una de las aristas más profundas de la grieta, ya que la verdadera elección de las dos o tres que le aguardan a los ciudadanos este año estará dada en materia económica entre decidir si se va mantener el inveterado amor argentino hacia el proteccionismo o si esta vez se va a pelear por la posibilidad de salir de una vez del cepo aislacionista que inhibe, desde hace casi un siglo, cualquier opción de sacar el cuello por encima del agua.

Y como la Argentina es binaria por naturaleza y está llena de contrastes excluyentes, aunque no todos lo registren porque es algo que, de tan naturalizado, no parece importante, también los votantes van a elegir una vez más entre Estado o mercado, consumo o inversión, campo o industria o servicios y entre mercado interno o exportaciones. Nunca un "y . Si bien para muchos el convenio con la UE suena a entreguismo, para otros tantos la alianza trae a la superficie el corazón del fracaso argentino.

Es verdad que en esta ocasión habrá también otras alternativas de hierro ya sea en materia institucional o en cuestiones sociales y es algo bien crítico para la gente también preocuparse por ello, pero como el permanente retroceso económico que deriva en déficits recurrentes, inflaciones irremontables, recesiones profundas y deudas impagables parece ser el karma argentino por excelencia, el punto económico parece ser por estas horas el más sensible y es al que hay que prestarle atención preferente.

La cosa se hace particularmente difícil para esta elección porque, también fiel al gusto argentino de anteponer las personas a las ideas y al recurrente tic de preferir el corto plazo antes que los procesos, la ciudadanía supone icónicamente que va a ser una pelea entre dos alfa, Cristina Fernández y Mauricio Macri , con todos los atributos negativos que una parte le endilga a la otra, incluida la pobreza y la falta de empleo. Y más allá de que, como comandantes, ambos están alineados a uno y a otro lado de la trinchera, en este punto de los personalismos hay un error de base, ya que el problema es mucho más profundo que las críticas que se le pueda hacer al pasado de ambos a la hora de vivir y progresar, cada cual a su modo, aunque desde los dos lados del mostrador invariablemente prendidos a la teta del Estado.

Es que aún en estos tiempos de proteccionismo creciente en el mundo, es notorio que la sociedad de los argentinos habrá de decidirse de modo preferente por un estilo de concebir la economía: o vota por la cerrazón que protege a los sostenedores del sistema y los hace ricos con piedra libre para fijar los precios o se inclina por la opción de una apertura de mercados, algo que favorece a los consumidores pero que complica a quienes piden protección porque los pone a competir. Esto es lo que ha expuesto crudamente en materia electoral el muy importante anuncio de algo que sucederá a pleno, si finalmente se concreta, de aquí a varios años.

"No hay que esperar una apertura inmediata, 60 por ciento de la oferta del Mercosur se irá desgravando en un período de transición de 10 años, que se considera un lapso prudencial y más prolongado que el de la Unión Europea con otros países con los que hicieron TLC , enmarca la situación el profesor Eduardo Fracchia, director del Área de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral.

Argentina firmó 20 acuerdos de libre comercio desde 1990: ¿mejoran la balanza comercial?

La Argentina tiene en vigencia actualmente 20 acuerdos comerciales internacionales que se suscribieron desde 1990 hasta 2018: del total 13 se alcanzaron a través de la participación en el Mercosur, otros seis se suscribieron en forma bilateral y uno sobre la incorporación a la Organización Mundial de Comercio (OMC) .

En cuanto a los votantes, no deberían ser subestimados porque generalmente son lo más inteligentes del sistema, pero no hay que perder de vista que tampoco parecen comprender del todo el valor de lo que se trata porque tienen sus cabezas condicionadas por prédicas ideológicas y corporativas que han dejado en la sociedad una serie de profundos prejuicios, abonados por años y años de propaganda al respecto. Las frases del estilo "Patria sí, colonia no o "liberación o dependencia o el cliché sensiblero que cuadre han calado hondo en mucha gente y los han moldeado para que actúen en consecuencia.

El valor y el peso estatal de todas las jurisdicciones ha sido otra deformación sobredimensionada por décadas dedicadas a explicar que el Estado somos todos, aunque a esconder que su marcha se sustenta solidariamente con los impuestos que pagan algunos. De allí, que el valor que debería reconocer la gente no es hacia los administradores de turno que hacen mucha demagogia en su pretendido reconocimiento de derechos para hacer creer que son los buenos de la película, sino hacia quienes que se proponen no gastar más de lo que se recauda. "Hay que recordar siempre que aquello que los consumidores no pagan en precios más altos, lo terminan pagando los contribuyentes para solventar los subsidios o lo van a pagar sus nietos cuando deban cancelar el endeudamiento , suele decir un lúcido economista de estilo fácil sobre un tema que la ciudadanía en general tiene bloqueado.

La recurrente pasión por el Estado y el amor por los cotos cerrados en medio del "todos ponen que abarca a la sociedad ha tenido una manifestación más que elocuente en las asambleas que promovieron el viernes último los gremialistas que representan a los pilotos de Aerolíneas Argentinas, una forma de querer sacar ventajas o de hacer propaganda política a costa de los pasajeros. El caso, además, presenta un gran contrasentido, ya que mientras exigen tener injerencia en la política aerocomercial lo único que logran esas manifestaciones de trasfondo electoral es debilitar a la compañía de bandera frente a la competencia.

Siempre y cuando se avance con la ratificación del Acuerdo de Libre Comercio por parte de los Congresos, incluido el Parlamento Europeo, la sensación es que habrá grandes resistencias de quienes van a perder y ganar. Así, el campo en algunos países de Europa y muchas industrias en el Mercosur deberán adecuarse para competir, ya que podrían entrar productos que vengan del otro lado y que quizás los desbanquen. Por eso, desde las corporaciones, surgieron aquí voces críticas cuando se puso sobre la mesa la cuestión de la competitividad o la necesidad de alinear las reformas estructurales a las que encara Brasil, más allá del desafío de asimilar los números macro al vecino, sobre todo en lo que hace a la inflación y a la volatilidad del tipo de cambio.

Qué es un Tratado de Libre Comercio, el acuerdo firmado entre la UE y el Mercosur

Tras 20 años de negociaciones, por momentos aceleradas y empantanadas, los bloques del Mercosur y la Unión Europea acordaron la forma de un Acuerdo de Asociación Estratégica, también conocido como un Tratado de Libre Comercio (TLC).

Las primeras manifestaciones de la política ante la aceptación de las partes de ir el Acuerdo de Libre Comercio, se dieron también en espejo y fueron más que evidentes la gran algarabía del Gobierno y la desazón opositora, con primeras definiciones tajantes que luego las horas, la reflexión y la sensación de haber metido la pata por hablar de más se encargaron de moderar. "Terrible , "nada que festejar dijeron las primeras espadas del Frente de Todos en una especie de reacción espasmódica antimacrista que se olvidó que Cristina Fernández había reclamado mayor celeridad en sus tiempos de gobernante. Luego, moderaron las críticas, mientras desde el lado del oficialismo exageraron: "Un logro histórico , "entramos al mundo , dijeron en el primer minuto, aunque luego la letra chica que se empezó a conocer les hizo poner los pies sobre la tierra.

En cuanto a los privados, hubo un primer atisbo de confusión. Es notorio que en la Argentina, sindicatos y cámaras empresarias también tienen muy aceitados los mecanismos de ordeñe del Estado y, en ese aspecto, han sabido acomodarse siempre a ser socios de la política para sacarle ventajas a gobiernos de toda estirpe, aun tolerando sus dislates. Por el lado de los gremios, salvo algunas pocas diatribas panfletarias y cierto jueguito para la tribuna cuando oyeron hablar de "reforma laboral o convenios flexibles, la mayor parte de los popes sindicales prefirió esperar a que se le dieran explicaciones.

Otro tanto ocurrió con la dirigencia industrial que, acostumbrada a las prebendas, zapateó un poco y espero las citaciones, antes de empezar a presionar en una secuencia que ellos conocen muy bien: exagerar para azuzar a los gremios, quejarse de Brasil, hacer lobby en el Congreso aprovechando que los números de bancas que quedarán en las Cámaras aún serán afines a su modo de hacer negocios, venderle el caso como un atropello a los periodistas que se indignan y meterle muchas fichas a la gente con la cuestión de los "puestos de trabajo .

Por ahora, se movieron con reclamos más que lícitos por el lado de los deberes que deberá hacer el Estado sí o sí en materia impositiva o en el tema inflacionario, algo básico para que bajen las tasas de interés que tanto preocupa a los sectores productivos, sobre todo a las PYME, algo que el Gobierno ha dicho que está contemplado por el lado de una asistencia especial compensatoria de parte de los europeos. "Para firmas de tamaño grande puede haber más efectos potenciales de mejora y las PYME corren un riesgo si no se encaran las reformas pendientes: laboral, tributaria y previsional , añade Fracchia mientras pone el dedo en el ventilador en estos tres temas tan sensibles políticamente.

El acuerdo Mercosur-UE promete una avalancha en la oferta de servicios

Un capítulo poco explorado del acuerdo de asociación estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea hace al comercio de servicios, un área que solo en 2018 representó u$s 14.129 millones en exportaciones y cerró con balance negativo debido a las importaciones por más de u$s 23.836 millones.

Para lograr encauzar la cuestión, lo primero e ineludible que debería hacer apenas asuma el nuevo gobierno es aprovechar el envión para encarar una seria y verdadera reducción del gasto que deje un colchón para empezar a cerrar los números y para permitir empujar el nivel de actividad y el empleo a partir de la baja de impuestos y contribuciones laborales. Una fuente gubernamental le dijo a este periodista que es "exactamente lo que hay que hacer y estamos discutiendo si se va a hacer explícito en el Presupuesto, ya que es difícil reconocer algo tan sensible en tiempo de elecciones. Lo de los 100 días es una hipótesis de mínima, porque hay que ver cómo quedan los números en el Congreso , se sinceró.

Evidentemente, más que la economía simple, la del dólar quieto de estas últimas semanas o la de la inflación menos picante que de momento ayuda a la recuperación de imagen del Gobierno, el gran tema a considerar en el voto de este año es el modo en que la dinámica de esa economía va a ser aplicada a un estilo de vida hacia el futuro. Sus efectos serán probablemente parecerse más, en un primer escalón, a Perú, Chile o Uruguay.

Y como lastre para el Frente de Todos, de su lado de la grieta está nada menos que el ejemplo de Venezuela, con el trasfondo humanitario del Informe de la ONU que hizo la socialista Michele Bachelet. Cristina y Alberto F. sólo confían, como Macri con lo que le toca en materia de inflación, pobreza y desocupación, que la gente se calce las anteojeras y termine ponderando otras cuestiones.

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