Por qué es imperdible la expo de Diane Arbus en el Malba
Especializada en freaks, una de sus fotos se vendió en u$s 478 mil, entre las más caras del mundo. La muestra replica el montaje de The Met NY en 2016.
"Sinceramente, creo que hay cosas que nadie vería si yo no las fotografiara . Con esa cita cierra, Patricia Bosworth, la magnífica biografía no autorizada que, originalmente publicada en 1984, reeditó en 2004 y fue el punto de partida para el guión de 'Fur: An imaginary portrait of Diane Arbus', protagonizada por Nicole Kidman y Robert Downey Jr.
La película pasó sin pena ni gloria por festivales, entregas de premios y publicaciones especializadas. Pero tuvo el indudable mérito de haber rescatado, si bien en código mainstream, la obra emblemática y la figura trágica de la fotógrafa neoyorquina que cambió para siempre el criterio respecto de los sujetos, temas y situaciones retratables, tanto en términos artísticos como documentales en la segunda mitad del siglo XX.
Con esa frase es mente recomiendo disponerse a recorrer 'En el principio', la primera exposición en la Argentina del trabajo de Diane Arbus, que se consolida como el gran hito de la programación 2017 del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
La muestra hace foco en los primeros 7 años de comezón de Arbus, ese período fundacional —para su legado y leyenda— que medió entre el abandono de su prometedora carrera como directora de arte y productora de imágenes de campaña para las principales revistas de moda (de Esquire a Harper’s Bazaar) y su inmersión en el lado oscuro de la vida cotidiana con un grado de compromiso tal que ella misma cayó al abismo (y se suicidó) con apenas 48 años.
Visto de cerca, nadie es normal
Munida con una cámara de 35 milímetros, fue entre 1956 y 1962 que consolidó su estilo y lenguaje, con una intención tan revolucionaria como innovadora: quebrar el paradigma de la objetividad que, hasta entonces, encorsetaba a los fotógrafos documentales urbanos para validar, como contrapartida, el concepto de subjetividad en tanto construcción deliberadamente acordada entre retratista y retratado.
Porque en su derrotero profesional y vital en pos de freaks -seres ordinariamente extraordinarios, y viceversa-, se aventuró en periferias, circos, hospicios y casas de citas para encontrar a travestis, siameses, enanos y otros marginados de la época con quienes se vinculó genuinamente.
Así, en vez de ser una outsider morbosa y esnob a la caza de descastados capturados por la lente en sus gestos más estigmatizantes, Arbus tuvo el coraje suficiente y la compasión necesaria para convertirse en una insider comprometida con eternizar al otro del modo más radicalmente humanizante.
“A lo largo de esos años se da una evolución: el paso de imágenes de individuos que surgen de encuentros fortuitos a retratos en los cuales los sujetos elegidos se convierten en participantes activos. Este anhelo de conocimiento, esta curiosidad por la naturaleza oculta de la persona o el objeto que está fotografiando, unida a su creencia en el poder de la cámara para hacerla visible, es, sobre todo, lo que la distingue , definió Jeff L. Rosenheim, curador en Jefe de Fotografía de The Metropolitan Museum of Art Nueva York, que en 2007 adquirió el Archivo Diane Arbus a los herederos de la artista.
Gran parte de las más de 100 tomas exhibidas en el Malba hasta el 9 de octubre pertenecen a esa colección inédita al ojo público hasta 2016. Y fueron montadas a imagen y semejanza del guión concebido para The Met, incluidas una sus obras más emblemáticas: Gemelas idénticas, Nueva Jersey 1967; vendida en u$s 478 mil en Sotheby's New York en 2004, posicionándose como una de las fotografías contemporáneas mejor cotizadas de la Historia. Otra definición de Arbus martillea al terminar la visita: “La fotografía es un secreto acerca de un secreto .
Esta columna fue publicada originalmente en la edición 192 de Clase Ejecutiva, la revista lifestyle de El Cronista Comercial
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