El origen de la marca favorita de James Bond y su poco conocido vínculo con Fiat
Martini nació en 1863 a partir de la unión de tres emprendedores que querían crear su propio vermut. La historia detrás de la marca.
El espía más famoso del mundo la popularizó con una frase que se volvió icónica. "Vodka Martini agitado, no mezclado", aseguraba 007. La marca italiana de vermut cumplió 160 años y nació de la idea de tres jóvenes emprendedores que se unieron para crear su propia bebida. En su larga historia, la etiqueta estuvo relacionada con artistas de la talla de Andy Warhol hasta la superestrella George Clooney.
En 1847 cuatro socios fundaron una destilería con el objetivo de lanzarse al negocio del vino. Uno de ellos era Carlo Agnelli, abuelo de Giovanni, fundador de la automotriz Fiat. Dentro de la compañía turinesa entraron a trabajar dos personajes que se volverían clave en el nacimiento de la marca, Alessandro Martini y Teofilo Sola.
Martini había nacido en Florencia en 1834 y a los 11 años se había mudado a Turín. Tres años después empezó a trabajar en la destilería y ascendió hasta convertirse en el encargado de las ventas. Por su parte, Sola formaba parte del equipo contable de la compañía. Con el correr de los años, los socios fundadores murieron y como sus herederos no querían continuar con el negocio, Martini y Sola unieron fuerzas para comprar la firma.
El origen del vermut Martini
El dúo quería incursionar en el negocio del vermut. Antonio Carpano ya había inventado el vermut moderno en 1786 con su propia marca, y en 1860 los hermanos Cinzano lanzaron su versión.
Para obtener una bebida diferencial necesitaban a un experto en botánicos y para eso convocaron a Luigi Rossi. Él había aprendido el arte de hacer vino en Turín y se había especializado en herbología. Rossi tenía un pequeño local sobre la calle Dora Grossa (hoy Garibaldi) y ahí empezó a experimentar en su vermut.
En 1863 la firma lanzó el primer vermut rosso Martini. Al año siguiente adquirieron un terreno en Pessione para construir su fábrica. La zona era ideal porque se encontraba cerca de la capital, tenía a mano las hierbas de los Alpes y a su vez estaba conectada con el tren que unía Turín y Génova.
De Turín al mundo
Martini, el emprendedor, se ocupó de construir una vasta red comercial para llevar su producto a toda Europa. La sociedad recién se constituyó oficialmente en 1879, poco después de la muerte de Sola. Para 1890 la compañía logró realizar su primera exportación de 300 cajas de vermut a los Estados Unidos. La clave detrás de la expansión fue la gira global que hicieron para mostrar su producto en las grandes competencias internacionales.
La empresa incluso creció a través de fábricas embotelladoras que importaban el líquido y luego lo envasaban en destino. Abrió sucursales en Suiza, España y la Argentina. En esa época ya estaban al mando los hijos de Rossi, tras la muerte de los otros dos fundadores restantes.
Varias figuras históricas se volvieron ávidos consumidores de la marca. Entre ellos están Ernest Hemingway, Winston Churchill y Franklin D. Rossevelt. Otro de los fanáticos de Martini era el escritor Ian Fleming, quien luego plasmó su relación con esta bebida en sus novelas de James Bond.
Andy Warhol fue el encargado de diseñar varios carteles publicitarios de Martini. Luego la etiqueta se apoyó en figuras del espectáculo para sus spots. Quizá el más recordado es el de George Clooney con la frase: "No Martini, no party".
La marca siguió en manos de la familia fundadora hasta 1992 cuando se fusionaron con Bacardi. En el mercado argentino, la licencia del grupo está en manos de Cepas Argentinas que comercializa las variantes de vermut rosso, bianco y extra dry, además del prosecco.
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