Compró una fábrica en quiebra y creó un súper lápiz que hoy vende en todo el mundo
Fundada en 1855 entró en crisis y Gustav Schwanhäusser la compró 10 años después. Sin embargo, su principal negocio hoy no son los lápices.
La industria de la escritura parecía quieta. Sin ninguna novedad. Hasta que una compañía alemana apostó por un lápiz, pero no cualquier lápiz. Uno súper resistente cuya mina fuera más robusta que la de cualquier otro en el mercado. Lo bautizaron Stabilo (fuerte, en alemán) y se convirtió en una de las marcas más reconocida dentro del rubro. Hoy mueve más de 200 millones de euros al año.
Comenzó como una pequeña fábrica de lápices fundada por Herrman Kurz y Geoff Grossberger en Núremberg en 1855. La Revolución Industrial los hizo creer que el negocio tenía potencial, sin embargo una década más tarde la firma no logró estabilizar sus problemas financieros y salió a la venta.
En ese momento, Gustav Schwanhäusser le pidió un préstamo a su padre para quedarse con la planta. Al igual que Kurz y Grossberger, veía que la industria de la escritura podía generar buenos retornos. Pero a diferencia de sus anteriores dueños, él sí lograría hacerla funcionar.
El momento del cisne
Primero le cambió el nombre a Schwan Bleistift Fabrik y comenzó a usar el cisne (schwan, en alemán) como marca y homenaje al apellido familiar. Tenía competencia dentro del segmento en Alemania ya que cerca también se encontraban Staedtler y Faber-Castell. Por eso, para estar un paso adelante, quería lanzar algo novedoso. Fue así que en 1925 presentó al mercado Stabilo, que se volvió su etiqueta insignia dentro del negocio.
En 1927 la compañía amplió su visión al sacar al mercado un lápiz para cejas. Esto marcaba su ingreso a la industria cosmética. Esta unidad comenzaría de manera tímida, no obstante, en los 70 se volvería una pata clave dentro de su mix de ingresos. Actualmente Schwan Cosmetics es la que más ingresos le genera al grupo Schwan-Stabilo con 227,3 millones de euros en su último año fiscal. En tanto, la unidad de escritura facturó 209,3 millones de euros.
150 años en familia
Durante la Segunda Guerra Mundial, la firma vivió en carne propia los bombardeos a la ciudad de Núremberg. Las explosiones de 1946 dejaron su fábrica en ruinas y recién 15 años después pudieron reinaugurarla. Hoy cuenta con 32 sites en el mundo, mientras que su marca Stabilo tiene fábricas en Alemania, República Checa y Malasia.
Si bien comenzó con los lápices, Stabilo luego se expandió dentro del universo de la escritura con lapiceras, rollers, microfibras y resaltadores. El holding tomó forma en 1992 y separó sus unidades en dos subsidiarias. Después de más de 150 años, la empresa aún continúa en manos de la familia que la impulsó. Su CEO es Sebastián Schwanhäuser, la quinta generación en manejarla.
En 2006 incorporaron una nueva pata al grupo con el negocio de exterior. La primera fue la marca de mochilas Deuter, cinco años más tarde sumaron Ortovox, especializada en indumentaria de montaña. Luego llegó la adquisición de Maier Sports y Gonso. Según su último balance, esta parte facturó 186 millones de euros.
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