

Una fuerte caída de la tasa de interés, un aumento directo del ingreso en manos de los trabajadores de casi R$ 47.000 millones por la suba de 14% en el salario mínimo y una expansión sincronizada de los gastos del Estado federal, las provincias y los municipios, junto a un mercado de trabajo en movimiento y una industria con stocks más ajustados, son los tres factores que pueden dar aliento a la economía brasileña de 2012, con potencial de evitar un crecimiento débil del Producto Bruto Interno (PBI). Para algunos analistas, esas condiciones pueden garantizar una expansión de alrededor de 3,5% o hasta un poco más.
El economista jefe de Convencao Tullett Prebon, Fernando Montero, llamó la atención hacia el comportamiento de los intereses y su influencia sobre la actividad económica. La posibilidad de que la tasa de interés de referencia, Selic, pueda llegar a 9% al año en 2012 indica una política monetaria bastante débil.
El economista Aurelio Bicalho, de Itaú Unibanco, también observa un impulso relevante para la actividad gracias a los intereses más bajos. Destacó el retroceso expresivo experimentado por el interés real, medido por la comparación de la tasa privada de un año (o swap de 360 días) y la inflación esperada para los próximos 12 meses. De casi 7% en julio, la tasa está en alrededor de 4,5% en el promedio de este mes, un nivel inferior al registrado incluso en 2009, cuando Brasil enfrentó una recesión y la tasa Selic llegó a 8,75% al año. Actualmente, está en 11,5%.
La caída tuvo lugar básicamente por la baja del interés privado de un año, que se derrumbó después del corte de la Selic promovido por el Banco Central (BC) en agosto. Bicalho señala que los efectos de la tasa real sobre la actividad económica se sentirán con más fuerza en el primer trimestre de 2012, porque el retroceso se dio rápidamente y tuvo un tamaño significativo. El impacto debe tener lugar sobre el consumo y las inversiones, a pesar de que las incertezas, especialmente en el escenario externo, puedan limitar el apetito de empresarios por nuevos proyectos.
Para Montero y Bicalho, otra fuente de estímulo importante para la actividad provendrá del aumento del salario mínimo, que subirá en enero aproximadamente 14%, gracias a la regla de reajuste del piso, vinculada a la inflación del año anterior y a la variación del PBI de dos años antes. Como la economía creció 7,5% en 2010, los más de 47 millones de trabajadores y jubilados que reciben el piso salarial tendrán un aumento real de esa magnitud. Habrá un total de R$ 46.700 millones más en el bolsillo de esas personas en 2012, según cálculos del economista José Silvestre do Prado Pereira, coordinador de relaciones sindicales del Departamento Intersindical de Estadísticas y Estudios Socioeconómicos (Dieese). El valor es casi tres veces superior a los R$ 18.000 millones de 2011, cuando el salario mínimo subió 6,9%.
"Los R$ 46.700 millones son una cantidad expresiva, que deberán ayudar en el consumo y son sin duda un vector de estímulo a la economía", dijo Do Prado Pereira, que destacó el impacto sobre los segmentos de la economía dedicados al mercado interno, especialmente productores de bienes semi y no durables (como alimentos y vestuario).
Para el economista Fabio Romao, de LCA Consultores, el rendimiento total (considerando trabajadores y beneficiarios de Previsión Social) crecerá el año que viene 2,7%, descontada la inflación, por encima del 1,7% estimado para este año. "El aumento será mayor por el impulso dado por el salario mínimo y por una inflación promedio más baja, que corroe menos la ganancia real".
Según Romao, el ndice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) subirá, en promedio, 6,6% este año, por encima del 5,2% esperado para el año próximo. Aumentos robustos del salario mínimo se traducen en fuertes subas de los rendimientos, como muestra el alza real de 12,9% del piso salarial en 2006. En aquel año, la renta total (de ocupados y jubilados) aumentó 3,4% por encima de la inflación, mientras que el rendimiento sólo de Previsión Social creció 4,1%.
Otro impulso razonable vendrá de la política fiscal, aunque el gobierno reitere que pretende cumplir también el año próximo la meta de superávit primario de cerca de 3% del PBI. Montero estima que los gastos no financieros del Estado tienen a aumentar entre 13% y 14% en términos nominales el año que viene, más que el 9,5% a 10% proyectado para 2011. El aumento de 14% del salario mínimo va golpear de lleno en los gastos de Previsión, porque dos tercios de los beneficios se corrigen por el piso salarial del país, que también reajusta programas sociales como los vinculados a la Ley Orgánica de Asistencia Social (Loas), que benefician a ancianos y personas con deficiencia.
Las inversiones federales, contenidas en 2011, también aumentarán en 2012, coincidieron Montero y Bicalho. Además de las necesidades de infraestructura, la aproximación del Mundial de Fútbol-2014 y de la Olimpíada 2016 llevará al Estado a aumentar las inversiones, según los expertos.
Montero señaló que estados y municipios deberán acelerar los gastos en 2012. De esa forma, habrá una sincronización de política fiscal en las tres esferas del gobierno. En 2011, Estado, estados y municipios redujeron la velocidad de expansión de los gastos. "Es el equivalente a un tercio de la economía (el peso de la suma de las tres esferas del gobierno del PBI) pasando de una expansión de 3,5% por encima de la inflación este año a 8% en 2012", afirmó el economista, que espera un crecimiento de 3,5% el año próximo, un número que puede ser más alto si la inflación cae.
Si el ndice de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) converge al 4,5% establecido en la meta oficial, situándose por debajo del 5,6% proyectado por los economistas que entrevista semanalmente el BC, las ganancias salariales serán más altas en términos reales y habrá más espacio para la caída de la Selic, lo que también se reflejará en la curva de intereses.










