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La reciente llegada de aviones de guerra electrónica EA-18G Growler de la Marina de Estados Unidos a Puerto Rico no pasó desapercibida para analistas militares ni para gobiernos de la región.
El movimiento, concentrado en la zona de Roosevelt Roads, refleja un cambio cualitativo en la presencia militar estadounidense en el Caribe y envía una señal directa en medio del renovado deterioro de las relaciones entre Washington y Caracas.
Más allá de los operativos habituales de control marítimo, la incorporación de este tipo de aeronaves introduce capacidades estratégicas que suelen activarse solo en escenarios de alta sensibilidad geopolítica.
Qué es el EA-18G Growler de Estados Unidos y cuál es su función
El EA-18G Growler es la principal plataforma aérea de ataque electrónico de Estados Unidos. Derivado del F/A-18F Super Hornet, está diseñado para interferir radares, bloquear comunicaciones y desorganizar sistemas de defensa aérea enemigos.

Su función no es atacar directamente, sino preparar el terreno: cegar sensores, confundir redes de comando y proteger a otras aeronaves durante operaciones complejas. Por eso, su despliegue suele interpretarse como un multiplicador de poder militar, capaz de inclinar el equilibrio en cualquier teatro de operaciones.
EEUU refuerza su presencia Puerto Rico y aumenta la tensión en la región
La reactivación progresiva de la antigua base naval de Roosevelt Roads transformó a Puerto Rico en un punto de proyección estratégica para las fuerzas estadounidenses. La infraestructura modernizada permite operar sin depender de portaaviones o bases continentales, reduciendo tiempos de respuesta y ampliando la autonomía operativa en el Caribe.
En los últimos meses, la isla recibió drones MQ-9 Reaper, aviones AC-130J Ghostrider, helicópteros del Cuerpo de Marines y escuadrones de F/A-18 Super Hornet, configurando un despliegue que va mucho más allá de lo rutinario.
De manera oficial, parte del refuerzo se encuadra en la Operación Lanza del Sur, orientada a combatir el narcotráfico en rutas del Atlántico y el Caribe. Sin embargo, la presencia de aeronaves de guerra electrónica avanzada sugiere un objetivo más amplio.
Expertos en defensa señalan que este tipo de plataformas no se despliegan únicamente para tareas de interdicción, sino para evaluar, mapear y eventualmente neutralizar sistemas de defensa en escenarios potencialmente hostiles.
Venezuela en el radar de Washington
La proximidad geográfica de Puerto Rico con Venezuela convierte a la isla en una base ideal para misiones de vigilancia electrónica, patrullaje avanzado y respuesta rápida. En un contexto de endurecimiento del discurso estadounidense contra el gobierno de Nicolás Maduro, el despliegue del EA-18G Growler adquiere una lectura política inevitable.
La capacidad de estas aeronaves para detectar vulnerabilidades en redes militares envía un mensaje claro: los sistemas defensivos venezolanos pueden ser observados, analizados y, llegado el caso, degradados antes de cualquier operación mayor.












