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Un reciente informe elaborado en colaboración con la Academia de Guerra del Ejército de Estados Unidos resalta que el cambio climático no solo representa una amenaza ambiental, sino que también podría provocar un apagón eléctrico global con consecuencias devastadoras. Este análisis profundiza en los riesgos estratégicos que se deberán enfrentar en las próximas décadas, enfatizando la necesidad de una respuesta adecuada.

La advertencia emitida por el Pentágono ha conmocionado el escenario internacional, enfatizando la urgencia de abordar esta problemática de manera integral y proactiva, para mitigar sus efectos potencialmente catastróficos.

Apagón global: una amenaza silenciosa que se avecina

El pronóstico es claro: el sistema eléctrico actual no está preparado para resistir el avance del clima extremo, aunque no se establece una fecha exacta.

Según el informe, fenómenos extremos como olas de calor, incendios forestales, huracanes e inundaciones podrían aumentar su frecuencia e intensidad en los próximos 20 años, como resultado directo del calentamiento global.

Esta presión constante sobre las infraestructuras energéticas podría llevar al colapso de las redes eléctricas en distintas regiones, incluida América del Norte.

El Pentágono advirtió por un corte de luz masivo. Fuente: archivo.
El Pentágono advirtió por un corte de luz masivo. Fuente: archivo.

Estados Unidos en alerta tras la advertencia del Pentágono

El informe concluye con una advertencia clave: sin acciones concretas para reforzar la resiliencia energética, un gran apagón global no es una posibilidad lejana, sino un escenario probable.

Lejos de ser una cuestión meramente ambiental, el cambio climático se consolida como un problema de seguridad nacional. El Pentágono advirtió que los eventos extremos ya están afectando la infraestructura militar y que se necesita una inversión urgente para modernizar el sistema energético y adaptarlo a los desafíos del futuro.

El documento señala además que gran parte de las bases militares estadounidenses se encuentran ubicadas en zonas vulnerables, expuestas a incendios, tormentas o inundaciones. Mientras algunas cuentan con sistemas de energía autónomos, muchas otras dependen por completo de la red eléctrica regional.

Además, la población civil también sufriría las consecuencias: cortes prolongados en hospitales, interrupciones en el suministro de agua potable, telecomunicaciones y servicios esenciales.