COVID-19: confirman el escalofriante efecto secundario del virus en quienes se hayan contagiado en 2020
Las personas contagiadas durante la pandemia pueden sufrir secuelas graves hoy en día.
Un estudio reciente de la revista Atherosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology confirma que las personas que tuvieron la enfermedad de COVID-19 en 2020 podrían sufrir hoy en día un preocupante efecto secundario. La investigación se basó en los registros médicos de 250.000 pacientes contagiados en su momento.
Conoce qué es lo que pueden sufrir, después de tanto tiempo, las personas que durante la pandemia tuvieron COVID-19. Algunas secuelas pueden ser preocupantes y afectar la salud.
¿Qué efecto secundario tendrían los que tuvieron COVID en 2020?
Los resultados muestran que las personas que contrajeron el virus antes de la disponibilidad de vacunas presentaron el doble de probabilidades de sufrir un evento cardíaco, como un infarto o un derrame cerebral, en comparación con aquellas que no contrajeron la enfermedad.
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Datos clave del estudio:
- Pacientes que contrajeron COVID-19 en 2020 mostraron mayor riesgo de sufrir eventos cardíacos graves durante los años posteriores a la infección.
- El riesgo aumenta en aquellos que fueron hospitalizados.
- La infección grave por COVID-19 podría tener un gran impacto cardiovascular similar al de la diabetes o la enfermedad arterial periférica.
Impacto del COVID-19 en la salud cardiovascular
Los autores del estudio también encontraron que los efectos en el sistema cardiovascular no se reducen con el tiempo. Según el Dr. Stanley Hazen, del Cleveland Clinic, "no se ha observado una disminución en ese riesgo con el paso del tiempo".
Este efecto prolongado es inusual en comparación con otras infecciones, como la influenza, cuyo riesgo asociado de ataques cardíacos disminuye rápidamente tras la recuperación.
Investigaciones previas ya habían señalado que el coronavirus puede afectar el corazón, específicamente las células que recubren las paredes de los vasos sanguíneos, lo que puede contribuir a infartos y derrames cerebrales.
Otros hallazgos importantes
Los pacientes con tipos de sangre A, B o AB presentaron mayor riesgo de eventos cardíacos en comparación con aquellos con tipo de sangre O.
El uso de aspirina en dosis bajas en pacientes hospitalizados por COVID-19 demostró ser un factor protector contra futuros infartos o derrames.
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El estudio no abordó el impacto de las vacunas contra el COVID-19 en la reducción de riesgos cardiovasculares, pero los investigadores sugieren que la vacunación probablemente tenga un efecto protector al prevenir infecciones graves.