

El 14 de febrero tiene un valor especial para los que creen en el amor. San Valentín fue un sacerdote del Imperio Romano que, al considerar injusto un decreto del emperador Claudio II, continuó casando enamorados a escondidas. Tan popular resultó, que terminó encarcelado y ejecutado, por desacato, el 14 de febrero del año 270. La celebración en su nombre tiene su origen un milenio después, en el Reino Unido. Pero esta fecha cobra mayor significado para muchos enamorados que, a través de la sociedad conyugal, concibieron un negocio.
En la Argentina de los avatares económicos, cinco matrimonios al frente de un emprendimiento consultados por esta nota repasan ventajas y desventajas de compartir mucho más que el mismo techo.
Para Beatriz Goldberg, psicóloga y autora de Dime cómo te lleves con tu dinero y te diré quién eres, entre otros, una herramienta clave en la pareja empresaria es asignarse áreas diferentes para evitar los roces.
Sorpresa ¡Parimos una empresa!
Un paquete de harina Pan (marca venezolana) fue la razón de una revolución en la pareja de Florencia Casal y Alejandro Purcaro. "Mi hermano viajó a Colombia por trabajo y Alejandro le pidió que trajera un paquete, ya que también se consigue allí", recuerda Casal. Su marido, amante de la cocina, quien tiene a parte de su familia en la Isla Margarita, aprovechó la oportunidad para conseguir la materia prima de las tradicionales arepas. Eso despertó el interés por abrir un restaurante venezolano en Buenos Aires y, poco tiempo después, en 2011, el sueño se hizo realidad. Purcaro conoció a su mujer cuando era proveedor de servicios del estudio de arquitectura donde ella ocupaba un lugar en Marketing.
"Siempre dije que el restaurante fue como nuestro primer hijo, nos acaparó por completo y nos quitó toda posibilidad de salidas y vida social. Efectivamente, Arepera es el gran escenario de nuestra familia, el primer embarazo lo pasé trabajando allí y veíamos a nuestros amigos solo cuando venían a comer", reflexiona.
Viviana Beller tenía una inmobiliaria cuando conoció a su segundo marido, José Luis Olguin, aún en actividad en el ejército. "Buscaban un predio para construir un geriátrico para los retirados y ahí nos presentaron", recuerda el hecho ocurrió a mediados de la década del ‘90.
"Un par de años después, notamos que estábamos todo el día juntos, solo nos faltaba dormir en la misma cama", agrega. Ya conviviendo, compraron un taller mecánico en Barrio Norte, que levantaron de la quiebra y al que le sumaron 1.000 clientes. "Lo único que me pidió es que no le propusiera iniciar un negocio vinculado a la seguridad", resalta la emprendedora. Pero no le hizo caso y hoy, junto a Olguin, y sus hijos del primer matrimonio, lidera Sounch Seguridad, que factura más de $ 10 millones al año.
Construir desde cero
En los ‘90, Fabián García trabajaba con Karina Placeres en una empresa constructora de estructuras metálicas. Él estaba a cargo de la oficina técnica y ella era secretaria. Al poco tiempo de renunciar para montar su propia empresa, Grupo Odim, se pusieron de novios. La primera obra de la flamante pareja fue un hotel alojamiento en Castelar. Le siguió una concesionaria Ford, en Avellaneda. Poco tiempo después, un viejo cliente de su paso por la relación de dependencia le dio la posibilidad de levantar una cárcel en Marcos Paz. "Pasamos de obras de 500 m2 a esta construcción de 3.000 m2", señala García, gerente General de la firma que cerró 2014, con ventas en torno a los $ 100 millones.
A Federico Baigun y María Eugenia González, de Reina Batata, los presentaron sus respectivos hermanos. "Nuestras salidas eran buscar objetos, explorar materiales, ver diseños de distintas épocas y analizar las tendencias. Imaginábamos crear un local, donde todo tenga diseño pero que, obligatoriamente, fuera bello, en un ambiente ecléctico y romántico a la vez", señala González, que hace 11 años comparte con su marido, el crecimiento de Reina Batata Bazar Boutique.
"Por lo general, coincidimos y tenemos el mismo criterio. Pero, como en toda convivencia, hay que tener paciencia y madurez para llegar a buen puerto y tener clara la meta. A veces, se generan proyectos en los que nos cuesta ponernos de acuerdo, porque cada uno tiene su visión y es ahí en donde tratamos de encontrar un término medio", reconocen.
Mr. Aldus, la creación de Nora Hojman y Pablo Sternberg, vio la luz, al igual que su relación, a la par del diseño. "Yo estudiaba diseño gráfico y él, arquitectura. Nuestro interés por el diseño nos unió para siempre", asegura Hojman. Después de un amigo que actuó de Cupido, decidieron hacer juntos un curso de diseño a distancia y, luego, comenzar a ofrecer ese servicio part-time (cada uno tenía su trabajo), que estaba en auge con el fin de ahorrar dinero. Una impresora láser, algo inusual para la época, fue la principal herramienta de trabajo y el origen de Mr. Aldus. "Trabajar juntos siempre fue positivo a nivel familiar, porque implica trabajar en equipo y esforzarse para conseguir el mismo objetivo", puntualiza la emprendedora.
La casa está en orden
"José es más equilibrado, su ventaja es que tiene mis hijos a su favor", dice Viviana Beller, sobre su marido, José Luis Olguin. "Con el que más había roces familiares era con mi hijo, pero un mediador nos ayudó", agrega la socia de Sounch Seguridad, que se asoció al Club de Negocios de Familia.
Para Goldberg, algunas decisiones o planteos de una parte pueden significar reproches de situaciones o hechos del pasado en la pareja pero, a su vez, compartir el negocio hace que uno tenga más comprensión al respecto.
Hojman sostiene que nunca tuvo una gran crisis en la relación, pero sí pequeñas. "Seguramente, no diferentes a las que puede tener cualquier pareja, incluso, sin trabajar juntos. Y se superaron mirando para adelante y poniendo la mejor parte de cada uno, con tolerancia". Su marido reconoce que "hay más tensión cuando tenemos crisis en el negocio, pero evitamos llevar esos problemas a casa, para evitar ese conflicto frente a los chicos".
"En general, cuando una pareja comparte a diario un negocio, le resulta difícil cortar al volver a casa", señala Goldberg. Placeres no niega que costó, pero en el hogar no se habla de construcciones metálicas. "Es un acuerdo al que llegamos hace tiempo en pos de la paz familiar, sobre todo, porque tenemos tres hijos varones", resalta quien se ocupa de Marketing y Publicidad, además de investigar nuevos proyectos, mientras que su marido está en el área Técnica y de Producción. Para este año, Placeres adelanta que "la idea es ir saneando los créditos".
Por su parte, en Arepera sostienen que compartir tanto tiempo juntos al principio era un disfrute. "Desde el inicio de nuestra relación, habíamos hecho pequeños proyectos en los que teníamos una dinámica de equipo", señala Casal. Parte del secreto de llevarse bien es separar el restó y sus tareas en dos: la cocina, para Purcaro; y el salón, para Casal. "Por supuesto que existen cruces entre salón y cocina pero siempre, al final de la noche, camino a casa ya más relajados, hacíamos algún comentario respecto a la discusión y cerrábamos el tema. De lo contrario, duraba el malhumor hasta el día siguiente", reconoce la madre de dos hijas.
Para Beller, el éxito de la empresa familiar radica en que no hay grandes dramas. "Tenemos un grupo de Whatsapp entre mis hijos y José, donde incluso votamos ante un proyecto. Además, solemos almorzar juntos", confiesa la empresaria, que no tiene problemas en llevar los asuntos de la empresa al hogar.
En cambio, para la dupla Hojman-Sternberg sus hijos son los que ponen el límite. "Cuando cenamos y estamos hablando de una vidriera para hacer en la tienda, nuestro hijo más chico es quien dice: ‘Hola, acá estamos, es momento de estar con sus hijos’", ejemplifica fundadora de Mr. Aldus, que este año se propone lanzar sus propios objetos de diseño.
Juana, Ana y Ema, son los nombres de las tres hijas de Baigun y González. "Cuando nacieron, decidimos que lo más importante era la familia y esa decisión implicaba que Maru no estuviera el 100% involucrada en la empresa. No fue fácil pero hoy, con el paso del tiempo, podemos decir que están bien armadas las dos empresas", asegura él.
Un 2015 unidos
Por su parte, la dupla de Reina Batata piensa sumar nuevas sucursales y motorizar las ventas a través del e-shop, que incorporó en diciembre. "Abriremos en City Bell, en marzo, pero no decimos cuántas más por cábala", se excusa Baigun, quien tampoco tocó el tema sobre una posibilidad de divorcio con su mujer (ver recuadro).
"No solemos hablar de cosas negativas; una sociedad, una amistad, una relación, una familia, desde el momento que sea gesta, uno aspira y siente que será para siempre. Si no, no lo haría ni comenzaríamos ninguna relación-emprendimiento. Creemos mucho en la ley de atracción", reflexiona.
En ese aspecto, Casal señala que "al ser Alejandro, técnicamente el responsable de Arepera, y como siempre trabajamos en complemento, creo que no pensamos nunca en que se pueda disolver la sociedad. En momentos difíciles de pareja, fue tema de conversación, pero nunca llegamos a un grado tan serio como para pensar en qué hacer con el restaurante ante un divorcio. Anteponemos la familia", concluye.














