Cómo las empresas se hacen un "lavado de cara" para poder ganar lo que se perdió en estos años

Cómo llevar adelante un proceso en el que toda la organización se debe involucrar

En el mundo actual, que es de cambio y crisis constante, una pregunta que los líderes de marketing y branding de pymes deberían hacerse es si la identidad de la empresa acompaña al negocio en este nuevo contexto. Si el mercado se alteró y evolucionó hacia algo diferente y la marca ya no conecta con sus audiencias, quizás es tiempo de hacer modificaciones.

Dependiendo del tamaño del negocio se pueden realizar diferentes investigaciones y relevamientos para entender si es el momento indicado. Desde un estudio reputacional hasta entrevistas uno a uno de research con clientes. Luego, se debe combinar esa decisión con el presupuesto y la determinación de impactar a toda la empresa con una nueva identidad. 

Un rebranding no es maquillaje, sino un proceso profundo en el que toda la organización se involucra.

El camino comienza con la decisión de hacer un cambio cultural. Y ese es el principal desafío que implica un movimiento fuera de la zona de confort. Hacer esta transformación es la oportunidad de construir una insignia para que toda la organización se sienta parte de ella y la construya, la haga propia.

Si bien un equipo creativo interno puede realizar un rebranding es recomendable trabajarlo con una consultora y/o agencia especializada porque traerá una visión sin "vicios" e ideas preestablecidas. Es un factor clave que el equipo externo, pase a sentirse parte del equipo y de la cultura interna, al menos durante el proceso de rebranding, para hacer una "inmersión" profunda y que el resultado no sea superficial.

Estos procesos se deben tomar con calma. El trabajo no se detiene cuando finaliza el cambio de marca, sino que desde allí comienza una nueva etapa de implementación y lanzamiento, que son períodos largos y costosos. No pensar con calma puede llevar a caminos errados o decisiones prematuras.

Hay muchos aprendizajes que una pyme va a atravesar con un proceso de rebranding. Por ejemplo: qué valores culturales estaban más firmes, si su voz de marca estaba desarrollada o no, si su identidad actual representaba al equipo o no. Pero creo que el mayor aprendizaje es que una identidad no es algo disociado del equipo y de los colaboradores. Cuanto más rompamos esa distancia, más exitoso será el negocio.

Por Pablo Croci, CEO y fundador de MOT, consultora y agencia especializada en Strategy, Branding & Storytelling

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