Quien hubiera pensado que el pedido de un grupo de banqueros sería el disparador para el nacimiento de una de las principales marcas de café instantáneo del mundo. A esto se le sumó el ingenio y tesón de un químico suizo que no se dio por vencido hasta encontrar la fórmula perfecta para los amantes de la humeante bebida. Nescafé llevó varios años de desarrollo, pero pronto se convirtió en uno de los protagonistas del negocio del gigante alimenticio Nestlé.
Max Morgenthaler nació en 1901 en Berna y estudió química en la universidad local. Primero se destacó agregándole vitaminas a diversos productos lácteos hasta que en 1929 ingresó a trabajar en la compañía suiza. Esta había nacido en 1905 tras la fusión del emprendimiento de alimentos infantiles del farmacéutico Henri Nestlé con la Compañía Anglo-Suiza de Leche Condensada.
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