A fines del siglo XIX un matrimonio catalán llegó a la Argentina. Su hijo empezó a trabajar en una sastrería pero al poco tiempo compró una bolsa de cacao y una piedra para moler.
De noche se dedicaba a preparar chocolate en taza, lo vendía a temprano en la mañana para luego cumplir con su horario laboral. Esto pasó hace más de 100 años pero marcó el comienzo de Felfort, una de las empresas chocolateras más conocidas del país.
El joven Felipe Fort luego abrió su planta, aunque el emprendimiento no fue del todo exitoso. Sin embargo, no perdió el ímpetu y siguió adelante. A él lo sucedió su hijo, Carlos Augusto, quién se encargó de lanzar varios clásicos de los kioscos, como los chocolatines Jack, el Marroc y el Dos Corazones. Para otra generación, quizá, la marca estará más asociada con el mediático Ricardo Fort, hijo de Carlos e ideólogo de las barritas de cereal de la firma.












