Si está pensando viajar al exterior agárrese fuerte de su tarjeta de crédito. Por ahora, es lo único que lo conecta con el estilo de viaje moderno, sin necesidad de solicitar permiso a la AFIP para comprar las divisas que su viaje requiera.

Aunque claro, si su límite de crédito es bajo, tal vez prefiera quedarse a disfrutar de las bellezas naturales de nuestro país, donde podrá disponer del dinero que atesora en su caja de ahorros o su cuenta corriente sin restricciones ni autorizaciones previas.

En noviembre del año pasado, conocimos las disposiciones que nos impiden ahorrar en la moneda que deseemos sin un permiso previo de los organismos del Estado. En la práctica, se trata de una medida destinada a fomentar la nacionalización de la moneda en la que ahorramos.

Un poco más tarde, en el mes de enero, me sentí obligado a publicar unas reflexiones acerca de la tendencia que percibo hacia la virtual nacionalización del comercio exterior argentino, debido a las nuevas regulaciones, autorizaciones previas y eventuales prohibiciones de importación establecidas por las autoridades.

Ya no es posible importar libremente lo que se necesita para la producción o lo que se desea para el consumo.

Ahora, las nuevas restricciones relativas a la extracción de dinero en efectivo de nuestras cuentas de ahorro o corrientes cuando nos encontramos fuera del país parecen definir una tendencia a la nacionalización del turismo.

¿Cómo haremos, por ejemplo, para pagar por el transporte público cuando viajemos a los países limítrofes?; ¿con qué pagamos una comida en la calle o una cerveza en un bar?, ¿y si queremos comprar artesanías ofrecidas en una feria callejera o en una ciudad del interior de algún país vecino poco bancarizado?

Habrá que hacer bien las cuentas, calcular cuánto dinero necesitaremos (y rezar para que no se le ocurra a alguno de nuestros hijos pedir nada imprevisto), obtener el permiso y la autorización de los reguladores públicos en Argentina, y optar entre acarrear el dinero en efectivo (con el riesgo que ello acarrea para su seguridad personal) o abrir una cuenta en dólares (por la que pagaremos gastos y comisiones al banco de turno).

Me pregunto cuánto tardarán los reguladores en establecer que los gastos con tarjetas de crédito en moneda extranjera también deben someterse a las autorizaciones previas, para coronar así el cepo que parecen querer establecer sobre los ciudadanos evitando que accedan a una moneda distinta del peso argentino.

¿Dónde nos conduce esta sucesión de tendencias nacionalizadoras?; ¿qué problemas estructurales solucionaremos con estas medidas? Honestamente, creo que, lejos de brindarnos soluciones, estas regulaciones nos conducen hacia un mayor aislamiento comercial y financiero, demorando inversiones y desalentando la creación de empleo.

En el siglo XXI, los países exitosos y ganadores, como China, India y otros vecinos de Asia, son los que se integran al mundo sin reservas, aún cuando lo hagan en sus propios términos y siguiendo sus propias reglas.

Ojalá pronto sigamos ese camino. Mientras tanto siempre podemos disfrutar de las bellezas que nos ofrece la Argentina.