La industria láctea atraviesa una fuerte crisis. Ahora, es el turno de Verónica, que tiene sus tres plantas paradas hace más de 15 días y ya advierten que el conflicto comenzó a llegar a las góndolas de los supermercados en donde hay faltantes de productos. La producción está 100% detenida. La empresa solamente abonó poco más del 50% del salario correspondiente a abril, razón por la cual sus operarios iniciaron un procedimiento de "retención de crédito laboral". "La fábrica está parada desde el 14 de mayo. Sólo se mantienen las calderas y los equipo de frio para mantener los productos que fueron elaborados antes del conflicto", contó una fuente cercana a la empresa. "Los tambos de leche se derivan a otras empresas. Los operarios tanto de convenio como fuera de convenio están presentes en las fábricas pero no están operando", agregó. Previo al freno, Verónica estaba procesando menos de 200.000 litros diarios, una cifra que representa el 20% de su capacidad. Con sede en Totoras, Lehmann y Suardi, en la provincia de Santa Fe, hace quinces días que la láctea tiene su producción paralizada. "El stock que había en los depósitos ya se agotó por lo que empezará a faltar producto en las góndolas", explicó la fuente cercana a la empresa. En la compañía láctea aseguraron que están trabajando para destrabar el conflicto y volver al 100% de producción pero prefirieron no hacer declaraciones sobre el conflicto ni el futuro de la empresa. Verónica fue fundada en 1923, elabora leche larga vida y en polvo, leche chocolatada, crema, manteca, dulce de leche, quesos crema y untables y quesos de pasta blanda, semidura y dura. La situación crítica no es nueva. La crisis de Verónica comenzó en 2017 y tras la muerte del fundador de la empresa, Francisco Gonzalo Espiñeira, se profundizó. En 2020, en la pandemia, la firma llegó a procesar un millón de litros diarios de leche y logró ponerse al día con los sueldos, pero luego volvió el conflicto. A esto se suma el endurecimiento de los tambos remitentes, que enfrentan serias demoras en los pagos. Mientras el plazo habitual de cobro era de 45 días, ahora la compañía dilata los pagos por la leche cruda a más de 90 días. En paralelo, se acumulan cheques rechazados que, según estimaciones privadas, rondan los $800 millones. Como si fuera poco, la empresa sobresalió durante el Gobierno de Mauricio Macri, por estar en la lista de empresarios que se ampararon en blanqueo de activos. Este proceso incluyó la regularización de bienes en el exterior y el pago de una multa millonaria que rondó los $63 millones. El viernes pasado el Ministerio de Trabajo convocó a una nueva audiencia entre la empresa y la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) pero terminó sin acuerdo ni propuestas concretas para regularizar el pago de salarios. El eje del reclamo es el pago incompleto de los sueldos de abril, que se abonaron en cuotas y en forma parcial. Según fuentes gremiales, hasta el momento los 700 empleados de la compañía cobraron solo un 54% del salario correspondiente a ese mes.