Los CEOs de las principales compañías de Techint, el mayor holding empresario del país liderado por Paolo Rocca, advirtieron que la forma en que la Argentina se vincule con China definirá el futuro de la industria para las próximas décadas, una relación que podría profundizar la dependencia de materia prima y agrandar el déficit industrial.

“La asociación representa una decisión de primarización absoluta de la economía argentina”, dijo Javier Martínez Álvarez, vicepresidente del Grupo, al marcar el riesgo de quedar limitado a la exportación de productos primarios durante el seminario Propymes, organizado por Techint.

Hoy China concentra cerca del 35% de las manufacturas del mundo y, en los últimos años, triplicó su superávit comercial, recordaron. Esta situación genera un impacto tanto en el mundo como en entramado productivo local.

La Argentina compensa parte del déficit comercial con China con exportaciones de materia prima, mientras arrastra un desequilibrio industrial que, según el directivo, ronda los u$s 16.000 millones. Según Martínez Álvarez, el vínculo con el gigante asiático “no puede leerse solo como demanda de agro, energía o minería, también incide en la capacidad del país de sostener industria local. Cómo y con quién nos integremos es absolutamente clave."

El ejecutivo sostuvo que la competencia con China no se da entre empresas que operan bajo reglas similares, sino frente a “un Estado centralizado, autoritario, que maneja de manera muy planificada a sus ciudadanos y su economía”. También señaló que, tras el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), muchos países actuaron con “inocencia” al asumir que la apertura y el crecimiento económico derivarían en una convergencia política y regulatoria que finalmente no ocurrió.

El ejecutivo señaló que "ese modelo estatal generó una destrucción de sectores industriales en países occidentales y que medidas como los aranceles de la sección 232 -una norma que habilita a los Estados Unidos a aplicar tarifas cuando evalúa riesgos para su seguridad nacional- mostraron límites claros". China, recordó, reorientó sus exportaciones a través de otros países para eludir esas barreras, y adaptarse rápidamente sin perder presencia en los mercados. “No es una cancha nivelada, no estamos compitiendo con otra empresa; estamos compitiendo con un Estado”, remarcó.

En ese mismo sentido, Martín Berardi, presidente ejecutivo de Ternium Argentina, coincidió en que el cambio en la estrategia económica de China redefinió el comercio global. “China crece menos y exporta más, y ya tiene hoy el 35% de las manufacturas del mundo”, remarcó. “El superávit comercial de China con el mundo se triplicó en siete años”, agregó.

Berardi señaló que el impacto también se siente en América Latina. Mientras Brasil es el único país con superávit comercial frente a China, la Argentina mantiene un déficit de u$s 9000 millones, compensado parcialmente por exportaciones primarias. “Estamos sufriendo el aumento de las exportaciones chinas y nos estamos primarizando”, afirmó. En el acero, detalló, el cambio es más evidente, China pasó de exportar 54 millones de toneladas a 132 millones, “el doble de lo que consume toda la región”, esto llevó a que alrededor del 20% del acero utilizado en América Latina provenga hoy de ese origen.

Martin Berardi, presidente ejecutivo de Ternium Argentina
Martin Berardi, presidente ejecutivo de Ternium Argentina

Berardi añadió que en los últimos cinco años la aceleración del fenómeno fue más marcada. El consumo interno de acero en China cayó cerca de 17% por la desaceleración de la construcción y ese retroceso se compensó con un aumento agresivo de las exportaciones, que a su vez profundizó el desbalance industrial en la región.

Para la Argentina, planteó que la recuperación del acero aún se interpreta como un rebote y no como un ciclo de crecimiento, y que la competitividad local dependerá de avanzar en reformas impositivas y laborales que no penalicen la agregación de valor, además de una estrategia específica para las importaciones industriales de China. “Debemos ser competitivos con Occidente; contra China es otro juego”, concluyó.