

El sistema financiero viene de un año en el que el crédito, el riesgo país y la estabilidad macro mostraron señales que parecían imposibles apenas dos ejercicios atrás. La duplicación del financiamiento al sector privado, la baja del riesgo país a mínimos en años y la recomposición parcial de los bonos marcaron un punto de inflexión.
Sin embargo, la foto de fin de 2025 dejó un mensaje ambiguo: la economía empieza a ordenar sus variables, pero la consistencia del rumbo político será lo único que determine si 2026 se transforma en un año de expansión real o en otro ciclo de pausa.
Entre mediados de 2024 y 2025 el crédito pasó de menos de 5 puntos del PBI a cerca de 11, un salto inusual para un país acostumbrado a niveles históricamente bajos. Aun así, el impulso se moderó. Como explicó Francisco Gismondi, Director Ejecutivo, Adeba, el sistema vivió un 2025 partido: un primer semestre expansivo, un tercer trimestre “muy duro” por el apretón monetario, la incertidumbre electoral y el deterioro de cartera, y un cierre que recién ahora empieza a mostrar señales de rebote.
Limitaciones estructurales
Ese bache dejó pérdidas relevantes para los bancos y reveló limitaciones estructurales. Gustavo Manríquez, CEO de Banco Supervielle, sintetizó la mirada con claridad: “Dos de los factores negativos ya se revirtieron —la baja de tasas y la recuperación de bonos—, pero la mora seguirá corrigiéndose con rezago”. Aun así, el sector anticipa un 2026 de normalización, con un nuevo obstáculo adelante, que es la falta de liquidez estable para prestar al ritmo del último año.
“Hoy se puede prestar hasta 30 días, no mucho más”, advirtió Manríquez. El Banco Central, dijeron, ya está trabajando en el tema, pero los márgenes siguen siendo estrechos.
Por su parte, el economista Gabriel Martino, señaló: “La Argentina no tiene sistema financiero. Y más grave: no tiene mercado de capitales”. Con apenas 10% del PBI en préstamos y un mercado más chico que el que existía antes de la estatización de las AFJP, el país carece de crédito largo y de ahorro canalizado hacia inversión productiva. Para el especialista, el Banco Central deberá monetizar más la economía, bajar encajes y permitir que los bancos vuelvan a prestar para evitar un año de rentabilidad débil.
Desde otra óptica, Juan Ignacio Abuchdid, presidente de Gupo IEB, contó cómo la industria de Alyc también atravesó un cambio estructural. Acostumbradas a operar casi como casas de cambio en un contexto de supervivencia, el año pasado obligó a que recuperaran su rol de banca de inversión: estructurar crédito, financiar empresas, reconstruir instrumentos. “Fue un año difícil en rentabilidad, pero extraordinario para volver al ADN de la industria”, sostuvo.
La variable política
La política también aparece como la variable decisiva para el riesgo país. La baja de 2000 a 600 puntos en menos de un año fue un shock positivo, pero insuficiente. Manríquez planteó que, una vez aprobados el presupuesto, la reforma impositiva y la laboral, el riesgo país seguirá cayendo solo. Y Martino agregó que ese descenso no solo abarata el financiamiento: habilita inversión real, productividad y empleo. “La baja del riesgo país trae inversión real, no especulativa”, afirmó.
Sin embargo, la Argentina tiene un diferencial, que es una deuda privada muy baja frente a otros emergentes. Si el riesgo país cae hacia 400, dijo Martino, muchos inversores venderán bonos para mover esos dólares hacia la economía real. “Ahí se verá el segundo shock de inversiones”, anticipó.
Pero el mayor actor sigue siendo el ahorrista argentino. Los dólares en las cajas de seguridad perdieron poder adquisitivo durante los últimos 18 meses. Y aun así, no es irracional que no regresen al sistema: décadas de defaults, corralitos y cambios de reglas explican la desconfianza. “Hoy estamos pagando el plato roto del no cumplidor serial”, sostuvo Martino.
Abuchdid dejó un matiz clave: con un riesgo país en 600, el mercado ya está descontando un nivel de optimismo inusual. Si se garantiza el pago de cupones de enero, dijo, los bancos internacionales volverán rápido y luego los locales. “Bajamos 1500 puntos. Faltan 200. Son los más difíciles, pero va a ocurrir”, aseguró.













