

Los rumores de las últimas semanas sobre las posibles medidas que el Gobierno tomaría para evitar la salida de divisas a través del turismo emisivo se concretaron finalmente ayer. La decisión fue más abrupta que lo esperado y podría afectar a la venta de viajes fuera del país, según confiaron distintas agencias de viajes a El Cronista, en forma anónima.
Es que desde ayer, viajar fuera del país es más caro. La Resolución 3550 de la AFIP, publicada en el Boletín Oficial, elevó la alícuota que se paga por la contratación de servicios o gastos en el exterior del 20% al 35%. Además, extendió ese recargo, que puede utilizarse para el pago de Ganancias o Bienes Personales, a la compra de divisas por turismo autorizadas por la AFIP, operaciones que, en caso de ser aprobadas, estaban exentas hasta el momento.
Con la medida, el Gobierno puso un mayor obstáculo a los viajes al exterior, en un intento por evitar la salida de divisas. Y las agencias de viajes temen el impacto que pueda tener el impuesto de 35% en sus ventas, más si se tiene en cuenta la creciente devaluación del peso. De todos modos, el mayor impacto no sería para las vacaciones de verano, ya que, según tres grandes agencias consultadas, gran parte de quienes viajan en enero ya compraron sus vacaciones en el exterior. Sí afectará, sobre todo, a las compras para viajar desde febrero.
Desde la Aaavyt, la cámara que nuclea a las agencias de viajes, fueron cautos a la hora de medir el posible impacto. A mucha gente que toma el recargo como un anticipo a cuenta de impuestos no le cambia tanto la ecuación. Pero sí afecta a quienes lo consideran un costo extra, porque no pagan Ganancias o Bienes Personales y no pueden recuperar el importe, explicó Fabricio Di Giambattista, presidente de la Aaavyt a El Cronista. También hay que ver qué sucede si hay mayor demanda en el mercado interno y aumentan los precios de prestadores turísticos en el país, consideró.
Desde una agencia centrada en turismo emisivo explicaron que los viajes corporativos no sentirán el impacto; porque si necesitan viajar por negocios van a hacerlo igual. En los casos de placer sí se puede sentir el efecto del 35%, sobre todo para quienes es un costo y no pueden recuperarlo.
También aclararon que los pasajeros analizan siempre la oferta y cuánto les cuesta un viaje en el exterior y en la Argentina. Ven primero Estados Unidos, luego bajan quizás a Brasil y sino a un destino local, y evalúan en función del costo. Pero dependerá también de cuánto aumenten los precios domésticos. En tanto, desde una de las mayores agencias locales explicaron que desde marzo se siente una desaceleración en las ventas por el 20%. Ahora se sentirá seguro una caída; no afectará tanto la creciente devaluación del peso como el 35%, que es fuerte. Quizás la gente elija irse menos veces al año y más tiempo, para amortizar el costo del pasaje, y se acaben las escapadas al exterior, comentaron desde otra agencia grande.
En agosto de 2012, se fijó por primera vez un recargo de 15% a las compras en el exterior. Pero no era aplicable ni a los pasajes aéreos ni a las compras a través de agencias locales. En marzo pasado, el recargo se amplió al 20% y se extendió tanto a las agencias como a los pasajes aéreos a destinos del exterior. Hasta entonces, las ventas de las agencias crecían a buen ritmo, pero luego hubo una desaceleración. Ahora, con la suba de un 75% del impuesto (de 20% a 35%) y su extensión a la compra divisas, el impacto en las ventas sería mayor, en virtud del fuerte encarecimiento. Esto se sentiría para quienes viajan desde febrero, ya que para enero, según las agencias, la mayoría compró el paquete, antes del 35%, aunque desde la Aaavyt aseguran que aún hay disponibilidad. Se adelantó un 10% la compra para el verano ante la especulación por los rumores. Pero sobre todo se notó que se anticipó la compra de pasajes para volar desde mayo en adelante. Mucha gente quiso garantizarse el pasaje, destacó Di Giambattista. A pesar de que muchos sitios web de agencias y aéreas estuvieron caídos por la mañana ante el anuncio de la medida, las empresas pudieron adaptarse más rápido que en marzo a la nueva norma, ya que en este caso se trató de un cambio en la alícuota dentro del mismo sistema, y no de la implementación de uno nuevo.














