Como había sido quien empezó, se le dio la pelota a Nicolás Braun, gerente general de Supermercados La Anónima, para que cerrara el panel. "Quedó muy claro que la Argentina, hoy, tiene los niveles impositivos más altos del mundo", inició su reflexión final. "Impacta en la capacidad de consumo de los clientes. Que el 50% del precio que se paga de la cerveza...".

"Es lo que decimos en los happy hour", lo interrumpió Martín Ticinese, presidente de Cervecería y Maltería Quilmes. "El 2x1 es una para vos, otra para el Estado", ironizó.

Además de risas, la humorada despertó aplausos entre los cerca de 1000 asistentes en el salón del Sheraton de Mar del Plata. Minutos antes, especialistas tributarios habían detallado el peso que la mochila impositiva tiene para el sector privado en la Argentina. Ahora, eran los propios empresarios, cuatro CEO de empresas de primer nivel, quienes -a partir de sus propias experiencias- graficaron esa carga y, también, reclamaron la necesidad y la urgencia de aliviarla.

"La solución es crecer. Hace 15 años que la Argentina que no genera empleo formal. Es un dato, un problema que tenemos que cambiar. Si no se crece, no se genera inversión y no se crea empleo. La fórmula es simple", resumió Ticinese, titular de la mayor productora de bebidas del país.

"Todos estamos con ganas de ganar el partido. Debemos tener condiciones que nos pongan en el mismo nivel. Son esenciales las reformas estructurales que estamos esperando con ansias que se hagan para poder sacarles las riendas al caballo y que, realmente, corra", planteó.

Nicolás Braun (La Anónima).
Nicolás Braun (La Anónima).

Convocados bajo la consigna "Paremos la pelota, repensemos los impuestos" -la metáfora deportiva es un constante de esta edición de la cumbre marplatense-, Braun y Ticinese compartieron su panel en el Coloquio de IDEA con Claudio Rodríguez, socio director de Sinteplast, y Andrés Cavallari, CEO de Raízen Argentina, la operadora de la marca Shell en el mercado local de combustibles.

"Tengo amigos, colegas, hartos de hablar del flagelo de la evasión en el supermercadismo. El impacto de la evasión en el comercio es altísimo. Si, a nivel país, está en 35% o 37%, en el comercio, está en l orden del 55% y la informalidad laboral, en más del 60%", mensuró Braun.

"Conceptualmente, una cadena de supermercados es una empresa con altísimos niveles de facturación pero con una rentabilidad de última línea muy finita: un 2% es un resultado razonable", avanzó.

"Sin tener en cuenta el IVA, porque somos agentes de recaudación, cuando vemos el giro de la compañía, tributamos un 12% de las ventas. Es decir que los impuestos sextuplican una rentabilidad razonable y, en la actualidad, ni siquiera llegamos a esos niveles", planteó.

Braun citó un informe de la Cámara Argentina de Comercio, que precisó que un comerciante informal puede vender con precios 30% por debajo de uno que trabaja 100% en la legalidad. "¿Cómo impactó esto en estos 20 años en nuestro negocio? Por un lado, en la medida que crecieron los impuestos y la evasión, las cadenas de supermercados ralentizaron en sus crecimientos e inversiones. Este sistema fomentó el incremento de los canales informales, especialmente, los autoservicios", se respondió a sí mismo. Le puso números: en la Argentina, hay 13.000 autoservicios; las cadenas más grandes, que están agrupadas en la Asociación Supermercados Unidos (ASU), no llegan a las 2500.

"Esto provocó también la salida de empresas como Walmart y Falabella, que se cansaron de probar en la Argentina y se terminaron yendo porque no alcanzaron a rentabilizar el negocio", agregó.

Otro efecto fue la retracción del peso supermercadista en el consumo masivo. "En los '90, había menos impuestos y menor evasión. Crecíamos en nuestra cuota del consumo masivo y llegamos a tener el 50%. En estos 20 años, a medida que la informalidad tomó fuerza, llegamos a un piso de 34 puntos. Hoy, estamos en 40", contrastó.

"Si me sintiera solo en la variable de la evasión, no pediría un cambio de reglas de juego. Sería buenísimo ir a menos impuestos y, además, que sean menos distorsivos. Pero también que el referee haga que todos juguemos con las mismas reglas, en una cancha nivelada y que gane el más competitivo, el que invierte, el que innova, y no el que tiene la ventaja competitiva basada en la evasión", dijo.

"Te envidio", se rio luego Braun, cuando quien recibió su pase, Cavallari, tomó la pelota y contó que el mercado de combustibles es "muy ordenado, sin competencia desleal en términos de cumplimiento impositivo".

"¿Me envidiás?", le devolvió la pared el petrolero y empezó a describir el impacto que tienen los impuestos distorsivos en su negocio. En especial, las tasas que cada vez más municipios empezaron a cobrar por la carga de nafta en sus distritos.

Andrés Cavallari (Raízen).
Andrés Cavallari (Raízen).

Hoy, puntualizó el CEO de Raízen, de $ 100 que se pagan en surtidor, $ 45 son impuestos de todo tipo: nacionales, provinciales y tasas municipales.

"Hago doble click sobre los municipales: han crecido en forma descontrolada en los últimos años, tanto en monto como en la cantidad de municipalidades que se sumaron a la creación de estas tasas. Una refinería o estación de servicio, según la jurisdicción, puede pagar hasta ocho tasas diferentes. ¿Quién lo paga? El consumidor final", explicó.

"Quien carga combustible va a ver el desglose de impuestos en su ticket. Lo que no va a ver es el otro sinnúmero de impuestos que hacen a la actividad", recargó. "La cadena es muy larga. En el costo de elaboración están todas las tasas municipales de la refinería, de la planta de biocombustibles, de la planta de almacenaje, del camión que trasladó el producto, de las estaciones de servicio...", enumeró.

"Básicamente, el foco que tenemos que poner es en arreglar este tema, en abordarlo de una vez por todas. Las tasas se tienen que aplicar con criterio. Tiene que haber una contraprestación clara, con racionalidad. Hay buenos ejemplos de municipalidades que son muy razonables. Pero no alcanza si el resto no se suma", propuso.

"Al final del día, la eliminación de impuestos distorsivos no es para que las empresas ganen más: es para que los clientes paguen menos. Para que no les sigamos encareciendo la vida a los argentinos en forma artificial", planteó.

Recibió entonces la pelota Rodríguez, de Sinteplast. Señaló que, a igual costo de materia prima y mano de obra, la pintura en la Argentina es 32% más cara que en Paraguay, un 24% más que en Bolivia y un 16% más que en Uruguay. "Este peso significa que, cuando vamos a comprar, estamos poniendo un 50% más para los gastos del Estado", afirmó. Las principales perjudicadas, señaló, son las pymes. "Va totalmente en contra de ellas. Si queremos armar cadenas de valor, no sirve: los impuestos juegan en contra", observó.

"De esto hablamos cuando decimos que hay que nivelar la cancha. Sin porcentaje mayor que se paga por el producto, la gente consumiría más. Si una empresa consume más, toma gente. Si toma gente, el Gobierno recauda más. Es el famoso círculo virtuoso. Todo esto se debe corregir", continúo.

Para Rodríguez, en ese sentido, existen dos "cosas básicas". "La primera es bajar el gasto público. Se hizo mucho pero, todavía, hay muchas ineficiencias que se pueden corregir. La segunda es bajar la evasión: si no logramos bajar la evasión, no podemos bajar impuestos", finalizó.

Claudio Rodríguez (Sinteplast).
Claudio Rodríguez (Sinteplast).

El balón llegó entonces a los pies de Ticinese, quien con cintura de enganche, enlazó con la actualidad. "Estamos todos de acuerdo en que estamos en un momento de transición. Si no ganamos el partido, vamos a tener todavía más presión. La salida para ganar el partido del lado de los empresarios es crecer: la Argentina necesita crecer, generar dólares. Las exportaciones son un pilar fundamental".

Como suele ocurrir en el fútbol, el crack también le mandó un mensaje a la dirigencia. "Creo también que la industria, como sector, tiene que ser parte de la estrategia del director técnico. El potencial de la industria para crecer es fenomenal. La capacidad instalada está a menos del 60%. Tenemos buenos jugadores, un buen semillero, tenemos capacidad instalada y parece que nos sentimos cómodos entrando a la cancha con 10 jugadores en lugar de 11", declaró.

Ticinese recordó que la carga fiscal de la Argentina es de 28 puntos de PBI, ocho más que en la región. "La presión está puesta sobre el sector formal. Evadir siempre está mal. Pero, si la evasión en el mercado interno es en un contexto de baja inflación, es todavía más difícil competir. ¿Quién puede sostener 30 puntos de precio? Es, realmente, muy duro", definió.

"Además de eso, nuestro sistema tiene mucha carga de impuestos distorsivos: ingresos brutos, débitos y créditos, tasas, retenciones... Para la industria automotriz, que tiene cadenas de valor largas, eso es un sobre costo de 10 o 12 puntos. ¿Quién no se compraría un auto por 10% o 12% de descuento? Yo, seguro que sí", aseveró.

"Vemos que se están haciendo esfuerzos. No alcanzan. Confiamos muchísimo en los sectores industriales. SI neso, no vamos a pasar al otro nivel. La falta de competitividad que se genera, tanto para el mercado interno como para exportar, es muy, muy alta y el consumidor tiene la fuerza. Es el que, finalmente, elige. Y, hoy, estamos entrando a la cancha con un jugador menos".

Ya se había cumplido el tiempo reglamentario. Se estaba jugando el alargue. La última pelota antes del pitazo final fue para Braun.

"El esquema impositivo actual genera ‘enanismo' en las pymes: prefieren no crecer, no innovar, para no ir a un nivel superior, en el que la carga impositiva se termine llevando el negocio", arriesgó.

"Hubo un avance fundamental en la baja del gasto público. Pero no se vio reflejado en una baja importante de impuestos. La baja de la inflación, la apertura en el comercio, a la competencia en el mundo, hacen que, hoy, la rentabilidad esté muy tironeada", amplió.

"Creemos que llegó el momento en que el Estado se ponga los pantalones y avance con una mejor fiscalización de los impuestos. Hay 4 puntos de PBI que se podrían conseguir si llevamos los niveles de evasión a lo que son los países limítrofes. No sería algo de inmediato pero permitiría bajar más rápido los impuestos y darles oxígeno a las compañías para navegar esta transición", propuso.

"Para salir de este laberinto, hay que ir por una reforma fiscal, eliminando impuestos distorsivos: ingresos brutos, cheque, tasas municipales. Simplificando el sistema tributario y fiscalizando mejor para que la base tributaria sea más grande. Así, tendremos un equilibrio fiscal basado en impuestos menos distorsivos y más eficientes. Pero los pagamos más entre todos".