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La cocina siempre fue su lugar, ese espacio donde podía pasar horas mezclando ingredientes, probando recetas y buscando la torta perfecta, sin mirar el reloj. Cuando terminó el colegio y tuvo que decidir qué estudiar, eligió gastronomía sin dudarlo, con la idea de transformar esa pasión en algo más serio. Mientras cursaba, seguía horneando en casa y empezó a subir fotos a sus redes sociales, sin imaginar que esos primeros posteos iban a disparar una ola de pedidos. Con el apoyo de su familia, el proyecto empezó a tomar forma hasta convertirse, para Tini Migliore, en un emprendimiento sólido que comenzó con una inversión de apenas $600 y hoy le permite vivir de lo que más le gusta.
En tres años, creció un 500% y está por abrir su primer taller en Polvorines. Hasta ahora funcionaba desde la casa, atendiendo una demanda que fue creciendo de forma orgánica y constante, al ritmo de los pedidos.
Un proyecto que nació en pandemia
Tini descubrió su pasión por la gastronomía en pleno encierro, durante 2020. En lugar de dejarlo como un pasatiempo, decidió formarse profesionalmente y, al terminar el secundario, comenzó a estudiar en OTT College. A principios de 2021, con lo que tenía a mano y el impulso de su familia, lanzó su emprendimiento "Tini Migliore Pastelería".
Desde el primer fin de semana tuvo pedidos, pero el gran salto llegó cuando empezó a mostrar su trabajo en redes sociales. "Eso me permitió llegar a muchísima más gente fuera de mi círculo más cercano, y cambió por completo el volumen del negocio", cuenta. Su comunidad digital, que suma más de 131.000 seguidores en Instagram y 86.000 en TikTok, forma parte importante del proyecto; y ahí comparte recetas, el paso a paso de los pedidos y momentos cotidianos de su trabajo.
En sus primeras semanas producía unas 10 tortas, pero hoy prepara cerca de 50 por semana, además de finger foods, alfajores y otras opciones dulces, con un ticket promedio de aproximadamente $ 100.000 por cliente.
Desde que arrancó, estima que el emprendimiento creció un 500% desde sus inicios, en cantidad de pedidos, visibilidad y forma de trabajo.

Del hogar al taller
Con el aumento de pedidos, Tini fue ajustando su forma de trabajar y hoy divide la producción en etapas: un día hace las bases, otro los rellenos y otro la decoración. Los pedidos suelen llegar con al menos 72 horas de anticipación y se retiran por su casa. Aunque ya no hace entregas, muchas clientas usan un remis que ella recomienda.
Entre los productos más elegidos están la torta marquise, la de nuez, el lemon pie y los finger foods, pequeñas porciones individuales que se volvieron populares para eventos.
La mudanza responde a una necesidad concreta, ya que la producción actual es alta y el crecimiento de la demanda exige mayor estructura.
El nuevo espacio permitirá mejorar la organización, aumentar la capacidad de respuesta y proyectar nuevas líneas de trabajo. Por el momento, continúa al frente de todo el proceso, aunque ya planea sumar asistencia en producción y avanzar con nuevos servicios, como cursos virtuales y colaboraciones con marcas. "Todavía no pienso en un local a la calle, pero no lo descarto a futuro", cierra.











