Cómo es y cuánto cuesta vivir en La Isla, el barrio más exclusivo de Buenos Aires
La zona, donde viven algunas de las familias más adineradas del país, tiene demanda permanente y es de las más resilientes frente a la crisis. Un recorrido por sus calles.
Una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires es La Isla. Se trata de unas pocas cuadras dentro del barrio de Recoleta, donde eligen vivir algunas de las familias más tradicionales y adineradas del país. También es hogar de diplomáticos y extranjeros, que la buscan por su seguridad y belleza.
Se trata de una zona particular también por sus precios. Si bien el mercado inmobiliario local viene golpeado desde hace años -desde el máximo de 2018, los precios acumulan una baja de 21,7%, volviendo a niveles de primer trimestre de 2016, según datos de Zonaprop-, aquí los procesos de compra-venta tienen su propia dinámica y los valores son más resilientes a las crisis.
"Es una zona que cotiza muy bien en relación al resto de Recoleta y que levanta el promedio del metro cuadrado. Este está en un promedio de u$s 4000, incluso después del cimbronazo de la pandemia y el dólar. Y de ahí para arriba. No es que salen propiedades a la venta todo el tiempo, pero cuando salen, por la ley de oferta y demanda el valor termina siendo alto pero se justifica por el lugar en que está. Y termina habiendo compradores para eso porque es un lugar único y muy especial", explica Manuel Mel, gerente de Ventas de Mel Propiedades.
Como su nombre lo indica, La Isla parece separarse del ruido y tránsito de la ciudad. Está cerca de grandes arterias, pero hay que acceder a sus cuadras a través de grandes escalinatas que cumplen la función de puerta divisoria entre el caos de los colectivos y la tranquilidad de sus calles.
Se trata de apenas ocho manzanas que tienen de vecinas a la Biblioteca Nacional y la Plaza Mitre. Sus límites son las avenidas Las Heras, Pueyrredón y del Libertador y la calle Agüero. Y, por tratarse de una zona donde se ubican edificios como la Embajada de Gran Bretaña, se convirtió de un área de mucha seguridad.
"Cuando salen propiedades siempre hay comprador. Y estamos hablando de un perfil de potencial cliente que no necesita vender para comprar", agrega Mel.
Donde reina la exclusividad
Hoy en La Isla convive lo antiguo y lo moderno, con ese toque europeo donde realmente Buenos Aires le hace honor a su fama de ser "la París de Sudamérica": "Lo que hace emblemática a La Isla primero es su ubicación. Es una superficie elevada de la ciudad de Buenos Aires. Y todo lo que tiene que ver con su arquitectura, que parece como si estuvieras viviendo en París. La accesibilidad, la cercanía, todo lo que tiene que ver con parque y plazas también la hacen un lugar singular donde la calidad de vida es muy buena", señala Mateo García, director Comercial del sector residencial de la firma Toribio Achával, y quien aporta, además, parte de la historia de La Isla.
Según relevan desde la inmobiliaria, en el siglo XIX funcionaba en esa zona una enorme quinta que pertenecía a la familia Hale Pearson, familiares de Samuel Brown Hale, ganadero, vicepresidente de la Sociedad Rural, nacido en Estados Unidos. Luego de su muerte, la Municipalidad adquirió el predio con el objetivo de crear un barrio parque con un mirador que diera al Río de la Plata. Para esta tarea fue contratado el arquitecto francés Joseph Antoine Bouvard.
La Isla terminó de formarse entre 1906 y 1914, cuando sus calles recibieron nombres por ordenanza: Galileo, Copérnico, Newton. Pero los edificios eran otros, y la actual embajada británica es la única sobreviviente de la tipología original.
Al hablar de la unicidad de la zona, quien coincide es Iuri Izrastzoff, director de Marketing y Comunicación de la inmobiliaria que lleva su apellido. "Tiene que ver con el enclave en que está, con pocas áreas de acceso. Por un lado tenés las calles que entran tipo Agote, Gelly y Obes, son como puertas de acceso. Luego, algunas partes cerradas a través de escalinatas. Y esa dificultad le da una gran exclusividad. Además, a pesar de que en los años 60 aparecieron edificios más convencionales, todavía quedan muchas residencias históricas como la embajada británica y otras más", amplía.
Según su análisis, se trata de la tercera zona más cara de Buenos Aires, detrás de Puerto Madero y Palermo Chico. "Son los valores más altos de Recoleta, y se equiparan a los de la Avenida Alvear. Se van moviendo a la par", explica, y menciona que allí el piso del metro cuadrado está en u$s 3000, un número que puede escalar hasta los u$s 5000.
La firma de Izrastzoff tiene experiencia trabajando en la zona. De hecho, ahora tienen publicado un departamento que sirve como caso testigo de las propiedades de La Isla, en general de grandes dimensiones: este, ubicado en la calle Gelly y Obes al 2200, tiene 310 metros cuadrados, seis ambientes y cochera. La estrella es la vista del balcón, sobre la embajada británica. Se ofrece por u$s 1,6 millones y paga $ 155.000 mensuales de expensas.
"Siempre que la oferta aparece, hay demanda. Es de las zonas más anheladas por los clientes por lo que quien tiene la posibilidad de pagar el metro cuadrado", advierte, por su parte, García y menciona que históricamente La Isla tuvo precios por encima de los US$ 4000 o US$ 4500 por metro cuadrado, aunque ahora los precios se estabilizaron entre los US$ 3000 y US$ 4000. "Esta zona no está exenta a la crisis y obviamente sufrió una baja de precios importante, pero por tipo de producto entendemos que son un poco más elásticos, resisten mejor las crisis y se recuperan más rápido. Así que es un mercado que es dinámico y que sufrió, pero no tanto como otras", agrega.
Los compradores que la buscan históricamente fueron familias numerosas, porque hay departamentos con muchos metros y prácticamente no se encuentran propiedades chicas. Diplomáticos y extranjeros también suelen interesarse en estas cuadras. "El mercado ahí tiene pocas operaciones. Los clientes que están ahí normalmente no están urgidos. Nadie está con crédito ni urgencias, por lo que no hay tantas oportunidades. Este es un caso de zona resiliente, en el que si los precios del mercado general bajan es probable que las propiedades se replieguen o no bajen de precio. Se ajusta por cantidades, no se vende y se espera", concluye Izrastzoff.
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