

La Argentina mantiene un rol estratégico en la investigación clínica global, respaldada por un ecosistema científico robusto, talento altamente capacitado y un marco regulatorio que se consolidó como referente en la región. Para las grandes farmacéuticas y las biotecnológicas locales, el país combina escala, calidad y un estándar técnico que permite avanzar en estudios complejos y de alto impacto para los pacientes.
“La Argentina es líder en investigación clínica en América Latina”, señaló Claudia Trillo, directora de Operaciones Clínicas de Novartis Argentina. La compañía tiene en el país más de 2500 pacientes enrolados en estudios, lo que convierte a la Argentina en su segundo mercado global en cantidad de participantes, después de Estados Unidos. Ese volumen, explica, permite acelerar desarrollos y ampliar el acceso a terapias innovadoras.
En tanto, María Belén Aguiar, directora de Acceso y Comunicaciones, de MSD destacó el valor del entorno regulatorio: “La agencia regulatoria argentina es referente y los profesionales locales están altamente capacitados”. La compañía tiene 110 protocolos activos en más de 300 sitios, con unos 1600 participantes, lo que posiciona al país dentro de los 20 mercados con más estudios clínicos del mundo.
La colaboración público-privada, coinciden las empresas, es un eje para seguir creciendo. “Mejorar el diálogo entre todos los actores permite acelerar tiempos y ampliar oportunidades para los pacientes”, sostuvo Aguiar.
En ese camino, la innovación también llega desde empresas locales. Santiago Sanguineti, director de Operaciones de Inmunova, remarcó el avance del ensayo para el síndrome urémico hemolítico (SUH), desarrollado junto al sistema científico argentino. “Es una enfermedad sin tratamiento específico. Si el ensayo es exitoso, podremos ofrecer una solución para los chicos que hoy solo reciben terapia de soporte”, explica. El estudio ya está en fase 3 en el país.
Seguridad ante todo
Los procesos, recuerda, son largos —más de una década— y extremadamente exigentes. “La seguridad es el foco de las agencias. A partir de ahí podemos avanzar para resolver problemas que hoy no tienen respuesta”, sostiene.
La ciencia local también explora plataformas de frontera. Novartis investiga en el país terapias con radioligandos y avanza en terapias génicas que pronto iniciarán cuatro estudios clínicos. Además, trabajan en enfermedades desatendidas: un proyecto para Chagas con una nueva molécula en fase temprana.
La innovación exige tiempo y recursos. Aguiar recuerda que un producto exitoso demanda 10 años y una inversión de u$s 2600 millones. Y que la calidad no admite atajos: “Cualquier producto debe tener la misma pureza, potencia e integridad sin importar en qué país se fabrique”, dice. Para eso conviven dos estándares: los globales de las compañías y los exigentes criterios de la Anmat.
En Inmunova, Sanguineti subraya la importancia de sostener esos niveles en todas las operaciones. “La calidad debe ser la misma en cualquier lugar del mundo. Ese es el compromiso”, asegura. La empresa pasó de ser una startup a un equipo de 40 personas, más de 300 si se contabilizan quienes dan soporte desde distintas instituciones.
Talento femenino
El sector también se destaca por su perfil de talento. En Novartis, el 80% del equipo de investigación clínica son mujeres, y en la industria farmacéutica el promedio se acerca al 70%. En MSD, más del 60% de quienes procesan los datos de los ensayos —en uno de los siete centros globales— también son mujeres. “Las políticas de DEI y el propósito retienen talento y fortalecen la cultura”, señala Aguiar.
La inversión acompaña esa estrategia: MSD destinó u$s 50 millones en el último año y u$s 150 millones en los últimos cinco, un 13% de su facturación. Para sostener ese círculo virtuoso, Aguiar remarca la importancia de mantener períodos de exclusividad que permitan reinvertir en nuevos desarrollos.
Finalmente, Trillo resume el impacto de la tecnología: “La tecnología transformó la forma de hacer investigación clínica”. Desde la digitalización de procesos hasta la analítica avanzada, los ensayos son hoy más eficientes, más seguros y más centrados en el paciente.













