La sequía se profundiza y ya es una de las peores en una década
En un trimestre clave para la cosecha gruesa llovió un tercio menos de lo necesario. De momento, el impacto no es tan prolongado ni extendido como lo fue en el ciclo 2008/09
El clima caluroso y seco que afecta a una amplia zona productiva argentina desde el inicio del verano parece no querer aflojar. Además de las previsiones de recortes en los rindes y producción de la cosecha gruesa, soja, maíz y girasol que derivan en subas del precio internacional de esos commodities (ver aparte) empiezan a aflorar la problemática sobre otras actividades del campo. La ganadería, de cría y de leche, también se ve afectada por la escasez de lluvias, con pocos pastizales para aprovechar y elevación de costos para alimentar los rodeos a granos o rollos.
Si bien la Sociedad Rural de Rosario advirtió en un informe que la sequía es "la más importante de los últimos 70 años", de momento puede categorizarse como una de las más complicadas de la última década, aunque de momento no tiene ni la duración ni la extensión de, por caso, la crueta sequía del ciclo 2008/09, que se prolongó durante más de ocho meses y que no solo diezmó las cosechas de soja, maíz, girasol y trigo sino que causó gran mortandad de ganado. Incluso el clima actual, por efecto de La Niña, seco y muy caluroso, aún es más moderado que la sequía de la campaña 2011/12, donde también hubo un fuerte recorte en la producción agropecuaria, con la producción sojera orillando las 40 millones de toneladas.
En su informe, la Sociedad Rural de Rosario expuso que "hay que remontarse al verano de 1945 para contabilizar registros de lluvia de está índole" en su región de cobertura, con apenas 25 a 35 milímetros.
"Las lluvias caídas en lo que va del año representan solo el 15% de las promedio, que generalmente rondan los 200 milímetros en enero y febrero", apuntó la entidad.
En esa línea, un reciente reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) expuso que en los últimos tres meses y medio las lluvias sobre la provincia de Buenos Aires, el promedio de lluvias fue de 190 milímetros, lo que equivale a una tercra parte de lo que necesita el cultivo de soja. En 2017, ese volumen había llovido en apenas un mes, entre mediados de diciembre de 2016 y mediados de enero.
La Guía Estratégica del Agro (GEA) de la entidad rosarina, por otra parte, remarcó ayer que tras las lluvias dispares registradas en los últimos días, en las próximas dos semanas se necesitan "lluvias de entre 100 a 140 milímetros como mínimo para cubrir las necesidades de una pradera permanente". Y alertó que "teniendo en cuenta que el cultivo de soja atraviesa una de las etapas más demandantes de agua, la situación se complica aun más".
La sequía dejó un techo de producción de 50 millones de toneladas, aunque las estimaciones se acercan más hoy a 45 millones, y no se descarta que pueda estar por debajo de 40 millones de toneladas si las condiciones actuales se agudizan.