Sin medicamentos: este es el mejor tratamiento para revertir el hígado graso
Estos hábitos saludables son los pilares fundamentales para combatir la esteatosis hepática.
El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en las células del hígado. Es considerada la enfermedad hepática más común en todo el mundo, afectando a cerca del 25% de la población global.
Si bien no existe un tratamiento farmacológico específico para curar esta condición, hay alternativas que los pacientes pueden considerar para mejorar su situación sin recurrir a medicamentos.
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Adiós a la grasa: el tratamiento que ayuda a revertir la esteatosis hepática
El Hospital Clinic de Barcelona sostiene que la clave para combatir el hígado graso radica en un cambio de estilo de vida que incluya hábitos saludables. Algunas de las recomendaciones más importantes son:
Perder peso
Varios estudios han indicado que perder solo el 5% de peso puede reducir notablemente la grasa en el hígado. Además, perder más del 10% del peso corporal puede revertir la enfermedad hepática grasa, reduciendo la fibrosis.
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Estas condiciones pueden empeorar el hígado graso y aumentar el riesgo de complicaciones.
Dieta saludable
Reducir el consumo de grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados. Priorizar una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables como las presentes en el aguacate, los frutos secos y el aceite de oliva.
Evitar el consumo de alcohol
Limitar o evitar completamente el consumo de alcohol, ya que puede empeorar la acumulación de grasa en el hígado y provocar daño hepático.
Practicar ejercicio físico
Realizar actividad física regularmente ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina, quemar grasa y mantener un peso ideal. Se recomienda combinar ejercicios de resistencia con ejercicios cardiovasculares.
Síntomas del hígado graso
En la mayoría de los casos, el hígado graso no presenta síntomas. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar:
- Fatiga.
- Dolor abdominal.
- Pérdida de apetito.
- Náuseas.
En casos más graves, cuando el hígado está dañado, el paciente puede experimentar los siguientes síntomas:
- Agrandamiento del hígado.
- Ictericia.
- Picazón en la piel.
- Hinchazón en piernas y abdomen.
- Confusión mental.
- Sangrado gastrointestinal.
Es fundamental buscar atención médica si se experimentan estos síntomas para recibir un diagnóstico.
¿Cuáles son las consecuencias del hígado graso?
El hígado graso, si no se trata, puede tener consecuencias graves a largo plazo. Algunas de ellas son:
Inflamación del hígado (esteatohepatitis)
La acumulación de grasa en el hígado puede desencadenar inflamación, lo que a su vez puede causar daño a las células hepáticas.
La esteatohepatitis, una forma más grave de enfermedad hepática grasa, puede avanzar a cirrosis si no se trata adecuadamente.
Cicatrización del hígado (fibrosis):
La inflamación crónica del hígado puede resultar en la formación de tejido cicatricial, lo que puede interferir con la función hepática normal.
La fibrosis hepática es una etapa inicial del daño hepático que puede ser reversible con el tratamiento adecuado. Sin embargo, si la causa subyacente no se aborda o si la lesión hepática persiste, la fibrosis puede progresar a cirrosis.
Cirrosis hepática
La cirrosis representa la etapa final del daño hepático, caracterizada por una cicatrización extensa del tejido hepático. En esta condición, el hígado pierde su capacidad de funcionar correctamente, lo que puede llevar a la insuficiencia hepática.
Es importante destacar que la cirrosis es una condición irreversible y puede tener consecuencias potencialmente mortales si no se maneja adecuadamente.
Cáncer de hígado
Las personas que padecen de hígado graso tienen un riesgo aumentado de desarrollar cáncer de hígado, particularmente carcinoma hepatocelular (CHC).