

Las interrupciones en el descanso nocturno, ya sea levantarse para ir al baño, tomar agua, o simplemente desvelarse, puede ser un síntoma de insomnio. Si bien esta condición puede ocurrir en cualquier etapa de la vida, en la tercera edad se deben tener más cuidados ya que dormir la cantidad de horas suficiente es clave para el cuidado de la salud después de los 65 años.
Si bien a medida que avanza el envejecimiento los períodos de descanso atraviesan una adaptación natural del ciclo de sueño, es importante dormir sin interrupciones y evitar el insomnio. Esto se puede conseguir mediante técnicas de relajación recomendados por especialistas.
La doctora Esmeralda Arango Gopar, especialista en trastornos del sueño, lo explicó cómo "la cantidad de sueño para cierta edad es menor". De acuerdo a la experta, si la hora de dormir es a las nueve de la noche, "para las tres o cuatro de la mañana pasaron seis horas y ya se cubrió las necesidades de sueño".
Cuántas horas dormir al día a partir de los 65 años, según una experta
Arango Gopar enfatizó en una entrevista con Milenio que un buen sueño no se define por la cantidad de horas, no siempre son las clásicas ocho horas, sino por la funcionalidad que permite durante el día. Es decir, si la persona se siente con energía, sin cabecear ni experimentar cansancio, ha tenido un descanso adecuado, incluso si ha dormido menos horas de lo que solía.

Esta regla aplica también para personas jóvenes que naturalmente requieren menos horas de sueño: entre cinco o seis. Si bien un despertar temprano puede ser parte de un nuevo patrón de sueño, es crucial que este ciclo permita al adulto mayor comenzar su día con vitalidad.
Cómo ajustar el descanso para cuidar la salud
Para quienes necesiten ajustar sus horarios, la especialista recomienda un cambio gradual y sin recurrir a somníferos o inductores del sueño. La estrategia es sencilla: retrasar la hora de dormir quince minutos cada semana.
Por ejemplo, si una persona se acuesta a las 21:30, la primera semana lo hará a las 21:45; la siguiente a las 22:00, y así sucesivamente hasta encontrar un horario óptimo que le permita levantarse a una hora adecuada y constante, incluso los fines de semana.
"Vamos reseteando el reloj biológico porque de un día para otro no se podría hacer", afirmó la doctora Arango. "Siempre lo mejor es hacerlo de manera fisiológica y sin necesidad de medicamentos, porque el sueño es una condición totalmente natural".
Antes de iniciar cualquier ajuste en los patrones de sueño es esencial descartar cualquier padecimiento subyacente que pudiera estar afectando el descanso.
La doctora Arango subrayó que el insomnio no es una enfermedad en sí misma, sino a menudo la manifestación de otras condiciones como el estrés, la depresión o la ansiedad. "El insomnio lo definimos como la incapacidad para iniciar el sueño aún estando en condiciones óptimas (temperatura, sin estrés, en un lugar cómodo). Es una de las patologías más frecuentes de la medicina del sueño", concluyó la especialista.














