

Proteak Uno, empresa mexicana dedicada a la producción y transformación de madera, vive uno de los episodios más negativos de valor en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Sus acciones cotizan actualmente por debajo de los 10 centavos, muy lejos de los más de MXN $20 por título que llegó a alcanzar en su etapa de mayor esplendor.
El deterioro bursátil de la emisora no fue repentino. La tendencia descendente comenzó en 2018, aunque en los primeros meses de 2019 aún parecía haber margen para un giro estratégico. En ese periodo, Proteak recibió una carta de intención no vinculante por parte de Conti Street Partners, firma de administración de activos con sede en Houston, Texas.
El planteamiento contemplaba que Proteak aportara 1,800 hectáreas de plantaciones de teca —aproximadamente una tercera parte de sus activos biológicos—, con una valuación indicativa de entre u$s 47 y 52 millones. A cambio, Conti Street realizaría una aportación en efectivo de hasta u$s 80 millones, operación que prometía fortalecer el balance y relanzar el proyecto forestal.
Tras ese anuncio, la compañía emprendió una reconfiguración interna: cambios en la alta dirección y la venta de Teakhaus, su negocio de tablas para cocina, a la estadounidense All-Wood Haus por alrededor de 1 millón de dólares. El acuerdo incluía el suministro de madera de teca por parte de Proteak, lo que mantenía viva la narrativa de crecimiento y generación de flujos futuros.
El colapso de Proteak Uno
Sin embargo, el deterioro financiero se aceleró. En 2023, la emisora reconoció riesgos significativos de incumplimiento en sus obligaciones financieras, pese a los intentos de reestructura. A ello se sumó un golpe crítico: su auditor externo, Ernst & Young, expresó dudas sobre la capacidad de la empresa para continuar como negocio en marcha, citando pérdidas operativas recurrentes y prórrogas en los contratos de deuda.
En 2024, Proteak informó que sostenía negociaciones con sus acreedores bancarios, tras reportar pérdidas contables consolidadas en los ejercicios de 2022 y 2023. Aun así, la empresa insistía en que sus operaciones seguirían activas.
“La compañía estima, con base en sus proyecciones financieras, que los pagos futuros de su deuda podrán cubrirse con los flujos de efectivo esperados”, señaló en un comunicado en mayo de ese año, apoyando su expectativa en la venta de tableros MDF y en la maduración y comercialización futura de sus plantaciones de teca.
La realidad legal llegó meses después. En agosto de 2024, un juez admitió las demandas de concurso mercantil, dictando medidas cautelares para preservar a la empresa frente a sus acreedores. Finalmente, en noviembre, el Juzgado Primero de Distrito en Materia de Concursos Mercantiles, con sede en la Ciudad de México, declaró formalmente a Proteak Uno —y a su subsidiaria Pro MDF— en concurso mercantil, derivado de una demanda interpuesta por Comercial en Fletes México Local (CFM).
Desde 2023 a la fecha, Proteak ha perdido MXN $1,611 millones en valor de mercado.
La época de esplendor
La historia contrasta con su origen bursátil. Considerada en su momento uno de los mayores productores de teca a nivel mundial, Proteak debutó en la BMV en junio de 2010, tras un periodo de escasez de ofertas públicas iniciales. Sus acciones se colocaron en 10.25 pesos, y en 2016 alcanzaron un máximo histórico de 24.78 pesos. Hoy, cotizan en torno a 0.08 pesos, convertidas en uno de los casos más extremos de volatilidad y pérdida patrimonial del mercado mexicano.
Proteak Uno no es un caso aislado. Su historia se suma a la de otras empresas industriales que han transitado del protagonismo bursátil al concurso mercantil, como Altos Hornos de México, reflejo de los riesgos estructurales que enfrentan compañías altamente apalancadas en ciclos adversos.















