

En un hecho sin precedentes que sacude los cimientos de la seguridad nacional de Estados Unidos, un error administrativo reveló los detalles más íntimos de un plan de ataque militar clasificado contra los rebeldes hutíes en Yemen.
La filtración, ocurrida a través de un chat grupal en la aplicación Signal, no solo expone la vulnerabilidad de los canales de comunicación gubernamentales, sino que también ofrece una mirada inédita a los mecanismos de toma de decisiones en la administración de Donald Trump.

Se filtraron detalles sobre un plan de ataque militar clasificado de EE.UU. contra Yemen
El jueves 14 de marzo, un chat grupal se convirtió en el epicentro de una crisis de comunicaciones que nadie esperaba.
Jeffrey Goldberg, reconocido jefe de redacción de The Atlantic, fue incluido accidentalmente en una conversación que reunía a los más altos funcionarios del gobierno de Donald Trump, incluyendo el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
Así documentó meticulosamente cada detalle de los mensajes intercambiados, exponiendo conversaciones que jamás estaban destinadas a ser conocidas públicamente.
Los detalles secretos del operativo militar
A través de mensajes, Peter Hegseth proporcionó información detallada que normalmente quedaría restringida a los más altos círculos de seguridad nacional.
El plan describía con precisión milimétrica los próximos ataques contra los rebeldes hutíes: objetivos específicos, armamento a desplegar y una secuencia de ataque cronometrada por segundo.
Según reveló el periodista, los mensajes indicaban que las primeras detonaciones en Yemen se sentirían exactamente dos horas después, a la 1:45 pm hora del este de Estados Unidos.
La filtración no solo expuso los planes militares, sino también las profundas divisiones internas.
El vicepresidente JD Vance manifestó abiertamente sus dudas sobre la operación, argumentando una reluctancia a "rescatar a Europa nuevamente", dado que los ataques hutíes afectaban más directamente a los países europeos que a Estados Unidos.
Esta postura generó una inmediata respuesta de otros funcionarios como Mike Waltz y el propio Peter Hegseth, quienes argumentaron que únicamente Washington tenía la capacidad de ejecutar semejante misión.

Reacciones políticas y consecuencias diplomáticas
La filtración provocó una tormenta política inmediata. Líderes demócratas como Chuck Schumer calificaron el incidente como una de las "violaciones de inteligencia militar más sorprendentes" en décadas, exigiendo una investigación exhaustiva.
La Casa Blanca intentó minimizar el impacto, reiterando la "máxima confianza" en su equipo de seguridad nacional. Sin embargo, la transparencia de su comunicado revelaba cierta incomodidad ante la magnitud del error.















