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México tiene una de las campañas más fuertes en el mundo en contra del tráfico ilegal de bienes culturales. Para la muestra, está el arduo trabajo que la Secretaría de Cultura, El Gobierno de México y El Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, llevaron a cabo para recuperar la escultura virreinal de San Antonio de Padua.

De esta forma, el Gobierno de México le pone fin a uno de los misterios religiosos que despertaba la curiosidad de los feligreses en Jiutepec, Morelos, México.

En un acto oficial llevado a cabo por Alejandra Fausto Guerrero, secretaria de la Cultura del Gobierno de México, se hizo oficial la entrega de la restaurada, estatua de San Antonio de Padua construída en el siglo XVIII y que hacía parte de las tallas religiosas del Templo de Santiago Apóstol, lugar donde había habitado durante las últimas 2 décadas.

¿Qué había ocurrido con la escultura de San Antonio de Padua?

La escultura de San Antonio de Padua fue robada en 2002 del Templo de Santiago Apóstol en Jiutepec, Morelos.

La talla de San Antonio de Padua fue localizada en un museo de Texas, y gracias a la colaboración entre autoridades mexicanas y estadounidenses, se logró su repatriación en octubre pasado. El FBI intervinó en la recuperación y entrega de la talla.

Durante su restauración, se realizaron injertos de madera, reposición de faltantes y limpieza de la policromía original. Se corrigieron grietas y se reconstruyeron dos dedos y talones, recuperando casi por completo su estética y estabilidad material.

"El regreso de san Antonio de Padua es un símbolo de esperanza, de recuperar aquello que creíamos totalmente perdido", añadió Alejandra Fausto Guerrero.

El Templo de Santiago Apóstol también debió ser reparado

Además de los trabajos de restauración estética, la escultura presentaba daños estructurales, incluyendo una grieta en el hombro izquierdo y un ataque de coleóptero que afectó la zona de los pies.

Se utilizaron radiografías para evaluar su estado y se realizaron injertos en la base de madera para darle mayor estabilidad, señala el boletín del INAH.

El costo de la restauración del Templo de Santiago Apóstol, afectado por los sismos de 2017, ha superado los 58 millones de pesos, incluyendo 31 millones destinados a la rehabilitación de la nave y la torre-campanario.

La comunidad ha enfrentado largos periodos de espera para la reconstrucción, pero la devolución de la talla es un símbolo de esperanza y resiliencia.

"Como servidores públicos, todos los involucrados en la reconstrucción (del templo y de la escultura) cumpliremos con nuestra responsabilidad. La emergencia no terminará hasta que concluyamos el último de los 3 mil 500 inmuebles patrimoniales que resultaron afectados por los eventos sísmicos", dijo la funcionaria pública.

Como si se tratara de un milagro o el final de uno misterio religioso con 20 años de historia, hoy, la escultura de San Antonio de Padua vuelve a su lugar, a su templo para ser observado por los feligreses y así cuidar de su pueblo.