¿El fin de la física tal como la conocemos? Descubrimiento revolucionario cuestiona las leyes del universo

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) informó que el telescopio espacial Nancy Grace Roman, podría hallar una clase de agujeros negros de "peso pluma". 

Los agujeros negros primordiales, también denominados de esa manera, son una categoría teórica de agujeros negros que se distingue por tener una masa excepcionalmente reducida, similar a la de un asteroide.

A diferencia de los agujeros negros supermasivos que residen en los núcleos galácticos, los expertos calculan que estos diminutos titanes cósmicos se habrían gestado en los primeros momentos del universo, poco después del Big Bang.

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Los agujeros negros primordiales que desafían a los astrónomos 

Durante la inflación cósmica, se especula que los agujeros negros podrían haberse formado con masas más ligeras en comparación con los que observamos en la actualidad. 

Esta teoría se fundamenta en las condiciones extremas que caracterizaron esa etapa temprana del universo, las cuales podrían haber favorecido la creación de agujeros negros de masa reducida.

Si bien se espera que los agujeros negros más pequeños se hayan evaporado debido a la radiación, se plantea la posibilidad de que aquellos con masas comparables a la de la Tierra hayan sobrevivido hasta la actualidad.

De esta manera, los agujeros negros primordiales podrían proporcionar una oportunidad única para explorar los primeros momentos del universo. 

Kailash Sahu, astrónoma del Instituto Científico del Telescopio Espacial en Baltimore, subrayó que las características de estos agujeros negros primordiales representarán un desafío para la comunidad científica. 

¿Qué son los agujeros negros primordiales?

Los agujeros negros primordiales son un tipo de agujero negro hipotético que, a diferencia de los agujeros negros que conocemos, no se formaron por el colapso gravitatorio de una estrella. 

Según los científicos, estos se habrían formado durante los primeros segundos del universo, cuando las temperaturas eran extremadamente altas. 

En ese momento, las pequeñas áreas del universo podrían haber experimentado fluctuaciones aleatorias en la densidad, creando zonas donde la luz no podía escapar, colapsando directamente en agujeros negros. 

Teniendo en cuenta su tamaño, estos podrían haber dejado de crecer poco después del Big Bang.