

Carlos Slim Helú, referente indiscutido del mundo empresarial latinoamericano, sorprendió al afirmar que no planea dejar dinero a sus hijos como herencia. En cambio, aseguró que el verdadero legado está en la continuidad de un proyecto empresarial que ha construido durante décadas.
Esta decisión ha generado debates sobre el rol del trabajo, la responsabilidad y la continuidad del legado empresarial frente a la distribución pasiva de su riqueza. A sus 85 años, Slim prefiere que sus herederos asuman un compromiso real, no una fortuna sin deber.
Por qué Carlos Slim decidió no dejarle dinero como herencia a sus hijos
En una reciente entrevista, Slim explicó que los empresarios son “administradores temporales de la riqueza” y que acumular dinero para heredarlo sin esfuerzo no refleja sus valores. Para él, la herencia debe ser productiva y generar impacto en la economía, no convertirse en un fondo inmóvil.

Según su postura, dejar dinero neto solo fomenta dependencia y puede distorsionar el sentido del trabajo. Por eso prefiere que sus hijos hereden acciones y responsabilidades, una estructura que los obligue a seguir desarrollando las compañías que sostienen el patrimonio familiar. El empresario, cuya fortuna ronda los 114.000 millones de dólares, ha reiterado que el dinero no es un legado, sino un medio para crear empleo, infraestructura y desarrollo.
Su apuesta es que sus hijos mantengan vivo ese espíritu empresarial, filosofía que ya se refleja en su día a día: Slim supervisa, delega y acompaña la labor directiva de sus descendientes, buscando garantizar que la sucesión mantenga el rumbo alineado al modelo que él construyó.
Quiénes heredarán el control: el plan de sucesión de Carlos Slim
El plan de sucesión está diseñado exclusivamente para sus tres hijos varones, quienes desde hace años ocupan cargos estratégicos dentro del conglomerado. Cada uno preside o dirige áreas clave en América Móvil, Grupo Carso, Inbursa e IDEAL, entre otras compañías.
Slim quiere que, tras su fallecimiento, el control siga concentrado en su núcleo familiar. No busca vender sus empresas ni dividirlas, sino asegurar que permanezcan sólidas. De esta manera Telmex, Telcel, Sanborns y otros grupos emblemáticos continuarán bajo control directo de sus herederos.
La distribución se realizará a partir de acciones, no de montos en efectivo. Así, el empresario busca evitar fragmentaciones desiguales y garantizar una administración conjunta entre los hermanos.
El diseño del testamento, según explicó, responde a la necesidad de mantener la visión corporativa que ha guiado al grupo durante más de medio siglo, priorizando estabilidad, continuidad y estrategia a largo plazo.















