

Una nueva y poderosa unidad de guerra ha entrado en escena en el equilibrio naval de América Latina, específicamente en el Atlántico Sur. Se trata del nuevo buque de guerra que la Marina de Brasil ha incorporado a su flota, una adquisición que, para los expertos en geopolítica, cambia las reglas del juego y podría generar nuevas tensiones en la región.
El navío, calificado ya como el “Titán del Atlántico Sur”, ha acaparado la atención de todos los países de la zona, incluyendo aquellos con intereses marítimos en el Pacífico o con una histórica visión de no-alineación en estos temas, pues su mera existencia obliga a revaluar las estrategias de defensa y las alianzas militares.
Llega el NAM “Atlântico” a la región y cambia el orden de fuerzas
La integración de esta nave no es un evento menor. Mientras que históricamente el poder naval regional tendía a concentrarse en ciertas flotas específicas, esta incorporación representa un incremento significativo en las capacidades de una de las naciones más australes del continente.
El buque está diseñado para operaciones de largo alcance y multi-misión, lo que le confiere una flexibilidad estratégica que pocas otras embarcaciones en la región poseen. Esto incluye desde labores de patrullaje y soberanía, hasta la posibilidad de proyectar fuerza o participar en operativos complejos. Para los analistas, este “nuevo músculo” altera la percepción de riesgo y capacidad de respuesta en todo el Atlántico Sur, una zona clave para el comercio y los recursos naturales. La pregunta clave es cómo responderán las flotas de países como Argentina o Chile ante este inesperado movimiento.

Cómo es el nuevo buque de guerra y qué capacidades tiene
El buque tiene capacidad de operar hasta 18 helicópteros y drones; la marina de guerra de Brasil opera con helicópterosSH-60 Seahawk,EC725 Super Cougar,Super Linxy otros, además de los helicópteros de la FABy del IEB. De 2012 a 2014 fue modernizado por 65 millones de euros, incorporando el radar Tipo 997 y el misil superficie-aire Sea Ceptor. Puede transportar hasta 806 marines, vehículos ligeros y lanchas de desembarco. Puede usarse para diferentes misiones, tales como:
- Proyección de Poder: Plataforma principal para operaciones navales y anfibias en Brasil.
- Apoyo Humanitario: Centro de mando y abastecimiento para misiones de ayuda en desastres naturales, como las inundaciones en Rio Grande do Sul.
- Hospital Flotante: Equipado con centro quirúrgico y capacidad de evacuación médica.
- Base para Drones: Capaz de operar drones (UAVs).
El 19 de febrero de 2018 la Marinha do Brasil compró el buque por $118 millones. El 27 de marzo la reina Isabel II descomisionó al Ocean en ceremonia formal. El 29 de junio fue transferido en la base naval HMNB Devonport.
En 2022 la marina brasileira firmó contrato con Babcock International para el mantenimiento del Atlântico. En 2022 el Atlântico participó de una revista naval en la bahía de Guanabara (Río de Janeiro) por el Bicentenario de la Independencia de Brasil junto a naves de la Marinha do Brasil y las marinas de otras naciones.
La geopolítica en la mira de México
Aunque México tiene su principal interés en el Golfo y el Pacífico, la dinámica de poder en el Atlántico Sur no le es indiferente. En el contexto de la OEA y de su papel como potencia mediadora regional, cualquier alteración en el balance militar puede tener implicaciones en las agendas de seguridad y cooperación.
Este nuevo poder obliga a los gobiernos a replantear presupuestos de defensa y modernización de sus propias flotas. El aumento de capacidad puede ser visto por países vecinos como un factor desestabilizador, promoviendo una potencial carrera armamentística en la región.
México podría verse involucrada en futuras negociaciones o diálogos para mantener la estabilidad y la paz marítima en el hemisferio. La incorporación de este “Titán” es un recordatorio de que la geopolítica naval en América Latina sigue siendo un tablero en constante movimiento.













