

Desde el inicio de su pontificado, León XIV ha introducido cambios notables en la Iglesia Católica en comparación al estilo austero del papa Francisco e incluso no dudó en retomar algunas tradiciones que habían sido suspendidas por su antecesor.
El uso de símbolos de poder eclesiástico marcados por el lujo, como el nuevo Anillo del Pescador, más el regreso de antiguas tradiciones papales, como el alojamiento en la residencia de verano de Castel Gandolfo -un lujoso palacio de 55 hectáreas-, marcan una diferencia con el perfil de Francisco quien optó por dejar estas prácticas de lado.
En esta ocasión, León XIV reactivó una tradición de más de 500 años en el Vaticano que, en su momento, fue interrumpida por su predecesor Francisco. Se trata de una gratificación económica que se otorgaba a todos los empleados del Vaticano y que Jorge Bergoglio decidió suprimir en línea con su política de recortes a los gastos innecesarios en la santa sede.
Pago de la sede vacante: de cuánto es y quiénes lo reciben
Todos los trabajadores del Vaticano recibieron 500 euros cada uno en su nómina de julio. Esta tradición, que llevaba años suspendida, representa un reconocimiento al esfuerzo y la dedicación del personal de la Curia, los museos, la biblioteca, la farmacia y los medios del Vaticano.
La tradición, que alcanzó a unos 5000 empleados, consiste en un pago único que reconoce el esfuerzo del personal de la Curia, museos, biblioteca, farmacia y medios del Vaticano, entre otros, durante la transición papal. En total, el Estado Vaticano desembolsó alrededor de 2.5 millones de euros para ejecutar esta medida.

Sede vacante: por qué Francisco suspendió el pago y León XIV lo reactivó
Esta bonificación fue eliminada por Francisco en 2013 en respuesta a un plan de austeridad y transparencia financiera como principio de su papado. También había ajustado los salarios de los jefes y purpurados vaticanos, redirigiendo el dinero a obras de caridad en lugar de entregas directas al personal.
Entonces, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, explicó que no era apropiado asumir pagos extraordinarios dentro de un clima económico complicado.
León XIV, en cambio, mantuvo la mayoría de las medidas económicas de su predecesor, pero revirtió esta alusión histórica. En ese contexto, en su primera audiencia con los trabajadores destacó su misión de "mantener viva la memoria de la Sede Apostólica" y reconoció la dedicación de quienes trabajaron sin descanso durante la transición.

Beneficio durante la sede vacante: cuál fue su impacto
A finales de mayo, los sistemas de recursos humanos del Vaticano reflejaron el bono de 500 euros en los recibos de trabajadores de diversas dependencias. Aunque el pontífice no mencionó cifras en público, su agradecimiento fue claro: un gesto discreto, pero con alcance real.
Para algunos observadores, esta medida alimenta una señal institucional: reconoce esa dedicación extra en un contexto de deficiencia presupuestal estimada en más de 70 millones de euros.
Sin ajustes salariales generales, la bonificación tiene un impacto puntual; sin embargo, refleja una lectura estratégica de la transición papal y el valor del trabajo interno.













