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La búsqueda del científico argentino Alejandro Matías Fracaroli llegó a un trágico desenlace este domingo. Las autoridades alemanas confirmaron el hallazgo de su cuerpo en una zona boscosa de Karlsruhe-Rintheim, poniendo fin a días de intensa preocupación tanto en Argentina como en la comunidad científica internacional.
El cuerpo del investigador cordobés del CONICET -de 44 años- fue localizado cerca del mediodía (hora local de Alemania) en un arroyo ubicado en un área arbolada de Karlsruhe-Rintheim.
De qué murió Alejandro Matías Fracaroli, científico del CONICET desaparecido en Alemania
Según informaron fuentes policiales alemanas a la agencia EFE, todo indicaría que se trató de un accidente: el químico habría sufrido una caída por razones que aún se desconocen y posteriormente se ahogó.
Las autoridades germanas continúan trabajando para esclarecer los detalles exactos del incidente, aunque por el momento descartan la participación de terceros.
La desaparición que alertó a la comunidad científica
Fracaroli se encontraba en Alemania desde fines de agosto, participando de un proyecto de investigación en nanotecnología en el prestigioso Karlsruhe Institute of Technology (KIT). Su estadía estaba programada hasta diciembre de este año.

La alarma se encendió cuando el martes pasado el científico no se presentó a su lugar de trabajo. Sus colegas notaron además que su teléfono celular permanecía fuera de servicio por más de 20 horas, algo inusual en él. Este comportamiento atípico desencadenó un operativo de búsqueda que involucró a las autoridades alemanas y generó gran preocupación en la comunidad académica argentina.
Un referente de la ciencia argentina
Alejandro Matías Fracaroli era mucho más que un investigador del Conicet. Su carrera científica lo había posicionado como una figura destacada en el campo de la química orgánica y la nanotecnología.
El cordobés formaba parte del Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y se desempeñaba también en el Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba (INFIQC).

Su especialización en materiales nanoscópicos con aplicaciones industriales lo había convertido en un experto de reconocimiento internacional. El proyecto en el que trabajaba en el KIT representaba una oportunidad única para profundizar sus investigaciones y fortalecer los vínculos de cooperación científica entre Argentina y Alemania.













