

En San Pablo no hay clima electoral pese a que están por jugarse dos finales este domingo. La más relevante de todas es, sin dudas, la que comprende la presidencial, donde Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva medirán fuerzas para definir quién será el próximo presidente del trasatlántico sudamericano si de economía se trata. La segunda pelea de la noche -o la previa en la velada- será por el control del estado paulista, uno de los más poderosos en el campo comercial, no solo de Brasil sino de todo el continente.
Sin embargo, en las calles no se percibe ese clima de definiciones y pese a que la puja es muy cerrada. Sí se escuchan los clásicos spots en la radio o con frecuencia en la televisión y los principales canales de noticias lo tienen como eje de sus coberturas. Lentamente, empiezan a aparecer los primeros equipos periodísticos captando imágenes en la emblemática avenida Paulista, una de las principales de la Ciudad y donde el bolsonarismo sueña -y programa ya, tal es su confianza- un festejo masivo el próximo domingo. En la primera vuelta vencieron tanto a nivel estadual como en su capital.
Pero hasta entonces, el pulso de la Ciudad discurre acorde a su realidad contemporánea, interferida solo de manera parcial por alguna caminata de los candidatos u otra actividad puntual en alguno de los barrios paulistas. En los barrios centrales y en las calles que rodean no se perciben afiches como los que suelen inundar las calles de la Ciudad de Buenos Aires. Apenas algunas calcomanías que parecen subsistir en los postes o alguna pared y poco más que eso.
Y en los bares que se llenan al mediodía de desconocidos que comparten mesa con tal de comerse rápido una panqueca y volver rápido a sus oficinas se habla de otras cosas. O no se habla, solo se mastica y listo.

Data toalha, El termómetro de las calles
Los kioscos venden unas pequeñas toallas con los rostros impresos de Lula da Silva y Jair Bolsonaro. En la primera vuelta electoral, algunos vendedores llevaban el recuento en pizarras, lo que se dio en llamar "Data Toalha" -en un juego de palabras con la popular encuestadora Data Folha- y se lo adoptó como el termómetro de las ruas paulistas. Tres semanas después todavía se venden a 30 reales cada una, aunque es probable que desde el lunes un modelo incremente su precio y el otra se liquide por cantidad.
¿Cómo viene la venta de toallas?, le preguntó El Cronista a Edison, un vendedor en sus cuarenta años que cuelga ambas prendas junto a peluches de Sonic. "Cinquenta, cinquenta", esboza en un portuñol que se refuerza con señas. Data Toalha ofrece un veredicto tan peleado como el de las encuestas en esta ocasión. Quizás por ello Edison no quiere decir a quién votó en la primera vuelta y solo se limita a sonreír.
El llamado "voto avergonzado" es otro factor que cuesta trabajo detectar en los sondeos tradicionales ya que los especialistas aseguran que en una sociedad tan polarizada la gente no necesariamente dice la verdad en público sino motivada por quién le pregunta o quiénes están a su alrededor. Como sucedió a nivel nacional, donde Bolsonaro obtuvo diez puntos más de los esperado, pero también en San Pablo: a Tarcisio, como se lo llama, también se lo daba abajo en las encuestas y el candidato bolsonarista lo dio vuelta.
Los kioscos venden unas toallas con los rostros de Lula da Silva y Jair Bolsonaro. En la primera vuelta electoral, algunos vendedores llevaban el recuento en pizarras, lo que se dio en llamar "Data Toalha" y se lo adoptó como el termómetro de las ruas paulistas.
Sobre la avenida Paulista, emergen también algunos puestos de artesanías. Los domingos son los días fuertes en los que este paseo comercial de doble mano y cuatro carriles de San Pablo suele ofrecer al turista sus más variados tesoros que combinan pulseras trenzadas en cuero con los más diversos artilugios de material reciclado de la basura. Pero hay quienes no pueden limitarse a vender solo un día en la semana. De hecho, se espera que la feria se adelante al sábado por las elecciones en esta semana.
En una de las ciudades más ricas del país es abrumador la convivencia con las carpas de personas en situación de extrema vulnerabilidad en el medio de la vía pública, sobre las calles laterales pero también en plena avenida céntrica. Afloran por doquier, como brotes urbanos despendidos de las favelas de la periferia paulista que germinan aquí y allá, al paso de los transeúntes, en un paisaje tan naturalizado que aterra.

Bruna anda por sus treinta años pero parece mayor. Le cuenta a El Cronista que la pobreza se multiplicó en los últimos años y desbordó por las calles de la Ciudad. El puesto de mercaderías en el que se encuentra no es suyo sino de un amigo que vive en la calle pero que puede obtener algunos reales de la venta de artesanías hechas con lo que la gente deshecha.
Muestra su "oficina", un estante que se esconde debajo de la mesa y donde se ven algunas herramientas sueltas, rudimentarias, y ropa apilada. En esos momentos, su amigo se fue a dar un baño, explica Bruna, por eso está ella que también trabaja con artesanías. "Si gana Bolsonaro, cuatro años más... se puede poner horrendo", afirma a El Cronista.
Asegura también que muchos se quieren ir a vivir a otros lugares y pregunta por la Argentina porque escuchó que también ahí la vida está difícil y muy cara. En Brasil se pasó de la inflación a la deflación en los últimos meses, aunque nadie sabe cuánto puede extenderse el nivel de desembolsos electorales del estado nacional. Pero a Bruna le preocupan otras cosas, como el tono de los discursos, cada vez más divisivos. Y gesticula una arcada cuando se entera que en la Argentina también crece ese tono en el debate político de un tiempo a esta parte.
la primera vuelta en San Pablo
Durante el primer turno electoral, Bolsonaro y su candidato a la gobernación de San Pablo derrotaron al Partido de los Trabajadores tanto en la puja nacional como en la local. Y en ambos casos la elección se zanjó por una diferencia no tan tajante como la que se vio en otros estados que se inclinaron por el actual mandatario -Río de Janeiro, por caso, 51,6% a 36,8%- o el expresidente -Pernambuco, 65,2% a 29,9%-, en el nordeste del país.
Esos territorios se consideran perdidos para uno y otro lado de la polarización que se dibujó el 2 de octubre. En cambio, en estados como San Pablo o Mina Gerais, donde la diferencia es menor, se ponen las fichas. Ayer, sin ir más lejos, Lula da Silva convocaba a una caminhada por las calles del bairro Ipiranga con su jugador local, Fernando Haddad.
A nivel estadual, Bolsonaro obtuvo 12,2 millones de votos en San Pablo durante la primera vuelta contra 10,5 millones de votos de Lula da Silva. La pelea por la gobernación, de igual modo, se inclinó a favor del ex ministro de Infraestructura del bolsonarismo, Tarcisio Gómes, con 9,8 millones de votos frente a un viejo conocido local del PT, Fernando Haddad, ex ministro de Educación, ex alcalde de la ciudad de San Pablo y el último presidenciable del PT que enfrentó a Bolsonaro en 2018 con Lula en prisión y perdió. En esta elección obtuvo 8,3 millones de votos.
Tanto los 1,7 millones de votos que separaron a los candidatos nacionales como el 1,5 millón de votos que diferenció a quienes batallan por la gobernación son una brecha exigua cuando se pone en perspectiva demográfica: el Estado de San Pablo concentra una población de 47 millones de personas y es el más populoso de Brasil. Equivale, prácticamente, a la población entera de la Argentina, contenida en una superficie de 249 mil kilómetros cuadradosapenas más pequeña que la Provincia de Buenos Aires, pero con un peso de riqueza similar al que genera nuestro país en su totalidad. Tal es su peso relativo.
El Estado de San Pablo concentra una población de 47 millones de personas que equivale, prácticamente, a la población entera de la Argentina, contenida en una superficie de 249 mil kilómetros cuadradosapenas más pequeña que la Provincia de Buenos Aires
No obstante, San Pablo no es homogéneo en su preferencia política. La capital homónima de San Pablo, le ha dado más de una alegría al Partido de los Trabajadores en el pasado pero el interior del estado, de corte más conservador y donde el campo juega fuerte en esta elección, tuerce la balanza a favor de los candidatos opuestos a la fuerza de Lula. Y si en el pasado votaba por la socialdemocracia del PSDB, ahora encontró un nuevo campeón en el bolsonarismo.
Demográficamente, la ciudad de San Pablo concentra 12 millones de personas que se expanden a 22 millones cuando se considera su área metropolitana. Es la mitad casi de toda la población estadual. De ahí que la pelea sea tan cerrada y se ponga tanto esfuerzo en este territorio. Otro dato no menor: los candidatos nacionales en esta elección que quedaron en el tercer y cuarto lugar, Simone Tebet (PMDB) y Ciro Gomes (Partido Novo), cosecharon 1,6 millones de votos y casi 900 mil, respectivamente. Es la diferencia que separa a Lula de Bolsonaro cuando se observa San Pablo con la lente de la puja nacional.














