El secretario del Tesoro local, Mansueto Almeida, admitió ayer en un seminario que Brasil está atravesando "enormes dificultades". "No duermo tranquilamente. Estoy muy preocupado porque todavía estamos en un país con un crecimiento muy bajo. No es normal que un país en desarrollo como Brasil crezca un 1% al año", señaló.

Según reportó el Instituto Brasileiro de Geografia e Estaística (IGBE), la economía brasileña se expandió sólo un 1,1% el año pasado –dos décimas menos que en 2017 y 2018– y desde el gobierno comienzan a dudar que sea posible una rápida reactivación económica bajo la gestión de Jair Bolsonaro.

Y en el contexto de una economía frágil –que, entre otras cosas, estuvo afectada por la guerra comercial entre los Estados Unidos y China y la reducción de las exportaciones a la Argentina- la nueva epidemia de coronavirus está obligando a los economistas a recortar sus proyecciones de crecimiento para 2020 de 2,3% a 2,1%, según el último informe Focus del Banco Central de Brasil.

"Nuestra expectativa a finales de 2019 era que el PIB real, tras tres años de crecimiento muy modesto, se aceleraría por encima del umbral del 2% en 2020", le dijo Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs, al Financial Times. "Sin embargo, el actual brote de coronavirus está generando cada vez más actividad en Brasil. En primer lugar, Brasil sigue estando bastante expuesto a la reducción de los precios de las materias primas".

De hecho, el secretario de Política Económica, Adolfo Sachsida, ya había dicho en una entrevista con GloboNews que las proyecciones de crecimiento probablemente se verían afectadas por la expansión del Covid-19 en el mundo. Explicó que su cartera estaba monitoreando tres factores: el impacto a nivel global (el FMI ya redujo 0,1 puntos porcentuales su estimación de crecimiento de la economía para 2020); la oferta brasileña y la interrupción de la cadena de suministros desde China, el principal proveedor de Brasil; y el precio de las commodities, que conforman una parte importante de las exportaciones del país.

Muchos inversores especulan también que, luego de que la Fed rebajó 0,5 puntos la tasa de interés, es sólo una cuestión de tiempo antes de que el Comité de Política Monetaria (Copom), decida ajustar nuevamente la Selic por debajo del 4,5% actual, que ya es un mínimo histórico.

Por su parte, el ministro de Economía, Paulo Guedes, minimizó las eventuales secuelas del coronavirus y ató el futuro de la economía brasileña a la profundización de las reformas propuestas por el gobierno, un desafío en el marco de la creciente tensión entre Bolsonaro y el congreso brasileño.

No obstante, luego de que el IBGE diera a conocer los resultados oficiales del PBI de 2019 (que se explica en parte por una caída de las inversiones en el sector privado), el ministro Guedes optó por mantener un tono optimista y expresó que "la economía brasileña se está acelerando lentamente a la espera de reformas. A medida que las reformas continúen y se implementen, Brasil se acelerará".

Como el Plan Más Brasil –un ambicioso paquete de medidas fiscales, de emergencia y de revisión de fondos públicos que requiere 3 enmiendas constitucionales– y un agresivo programa de privatizaciones por el que el gobierno espera recaudar hasta u$s 56.000 millones al cierre de la gestión de Bolsonaro.

Guedes explicó los efectos de la epidemia de coronavirus en el país: "en una economía cerrada" como la brasileña: "No recibimos mucha ayuda cuando la dinámica global fue favorable, tampoco nos afecta tanto cuando la dinámica es desfavorable", dijo, aunque admitió que la "obstaculizará un poco".

Hasta ahora Brasil confirmó 4 casos positivos por coronavirus.