En la actualidad, el celular se volvió una extensión de la mano; por lo que ya es común que los llevemos con nosotros incluso en momentos donde queremos desconectar. Por ejemplo, cuando queremos tirarnos en un parque o en el jardín para tomar sol. 

El problema, sin embargo, es que hay ciertas condiciones que, aunque no lo parezcan, pueden ser dañinas para los equipos; las altas temperaturas son un caso ejemplar.

En tanto, cuando exponemos el móvil al sol por mucho tiempo, estamos corriendo el riesgo de acortar su vida útil; incluso aunque se trate del último modelo de la gama más alta de celulares. 

¿Qué pasa si pongo mi teléfono al sol?

Con el paso del tiempo, es normal que el celular sufra un desgaste en su sistema operativo. Sin embargo, hay ciertos hábitos que pueden acelerar el proceso de deterioro, como por ejemplo, dejar el teléfono  dentro de un automóvil estacionado bajo el sol en un día caluroso.

Es que las altas temperaturas pueden aportar al sobrecalentamiento del equipo, al punto tal de que el dispositivo explote (si bien no es muy común, existen casos que lo comprueban). 

En concreto, el calor acumulado en el móvil -sea con sistema operativo iOS o Android- puede:

• Daño a la batería: el calor puede acelerar la degradación química de la batería ; lo que puede resultar en una menor duración de la autonomía del celular. 
• Apagón: por el sobrecalentamiento, el equipo puede apagarse automáticamente por un largo tiempo para evitar daños internos.}
• Daño a los componentes internos: afecta a la placa base, el procesador, la pantalla y otros circuitos electrónicos. 

Para evitar estos riesgos, es importante estar al tanto de las condiciones a las que exponemos los teléfonos, además de utilizar fundas que no retengan el calor y evitar cargar el dispositivo mientras está expuesto a temperaturas elevadas.