

¿Alguna vez te preguntaste cuál es el secreto para ser realmente feliz? Al parecer, la ciencia tiene una pista. No es plata, ni un viaje a las Maldivas, ni tampoco una maratón de series todo el finde. La respuesta podría estar en un gesto cariñoso.
¡Sí, así como lo leés! Un estudio reciente nos viene a decir que darnos un abrazo, una palmadita en la espalda o simplemente agarrarnos de la mano con alguien, tiene beneficios para nuestro ánimo y salud. Pero, ¿cómo sucede esto?
Descubrí por qué esos mimos que a veces damos por sentado son en realidad la clave maestra para sentirnos plenos y alegres.
El secreto de la felicidad está en un gesto cariñoso
El abrazo siempre tuvo su lugar en el repertorio de gestos cariñosos que compartimos con nuestros seres queridos.

Pero, ¿sabías que esta acción tan simple esconde un poder enorme para nuestra salud y bienestar? Desde siempre, el abrazo fue una vía universal para expresar amor, paz, consuelo y apoyo.
Durante la pandemia del COVID-19, el aislamiento social demostró tener un impacto muy duro en nuestra salud, incrementando el riesgo de mortalidad en un 30%. Es un dato que nos hace replantear y valorar aún más esos abrazos que, erróneamente, muchos consideraban triviales.

Un estudio revelador publicado por Sage Journals nos abre los ojos sobre la trascendencia del abrazo: aquellos que lo reciben de forma regular no solo viven momentos más felices, sino que también tienden a vivir más. La explicación detrás de esto es tan hermosa como intrigante.
Dar o recibir un abrazo trae consigo una serie de beneficios impresionantes, según el Instituto Europeo de Psicología Positiva:
- Alivia el estrés
- Alivia la ansiedad
- Alivia la depresión
- Ayuda con el insomnio
- Baja la presión arterial
- Alivia los dolores menstruales
- Alivia los dolores de cabeza.
Pero ahí no termina todo. La ciencia nos dice que recibir entre 8 y 12 abrazos diarios puede ser una verdadera medicina para el alma, incrementando los niveles de oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor y el vínculo.
Oxitocina: la hormona detrás del vínculo, la confianza, el amor y la felicidad
Conocida popularmente como la hormona del amor y la confianza, la oxitocina juega un papel fundamental en la forma en que nos conectamos y confiamos en los demás.

Este fascinante neurotransmisor capturó la atención de la comunidad científica debido a su capacidad para fortalecer vínculos afectivos y también por su complejidad y los misterios que aún rodean su funcionamiento.
La oxitocina, según menciona el sitio web especializado en salud Mayo Clinic, se encarga de una amplia gama de funciones sociales, desde facilitar la conexión emocional entre parejas y el vínculo inquebrantable entre madres e hijos, hasta ayudarnos a interpretar señales sociales, como las expresiones faciales, determinando si son amistosas u hostiles.
Además, tiene un efecto tranquilizante que nos ayuda a manejar el estrés y la ansiedad, contribuyendo a un estado mental más sereno y equilibrado.

Sin embargo, el impacto de la oxitocina no es uniforme para todos. Factores como la cantidad de oxitocina en el cuerpo, la densidad y ubicación de sus receptores, e incluso la composición genética individual, pueden influir en cómo cada persona experimenta sus efectos.
Curiosamente, el contexto en el que se encuentra una persona también juega un papel determinante; mientras que en algunos casos la oxitocina puede promover comportamientos pro sociales, en otros puede tener un efecto menos positivo o incluso antisocial.
La investigación sobre la oxitocina y su aplicación práctica está en una etapa temprana, con estudios explorando su uso en terapias experimentales para tratar condiciones como el trastorno de estrés postraumático, ciertas formas de demencia, y trastornos de la personalidad.
La idea de usar oxitocina para mejorar la salud mental y física es prometedora, pero todavía hay mucho que aprender sobre cómo y cuándo podría ser más efectiva.












