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Programar varias alarmas para despertarse es un hábito sumamente común en muchas personas. Sin embargo, esta costumbre puede llegar a ser dañina para la calidad del sueño, ya que no se contempla un descanso largo y prolongado.
En la misma línea, muchas personas optan por posponer la alarma o apagarla en espera de que suene la próxima. Este comportamiento ha sido estudiado desde la psicología y las ciencias del comportamiento dieron un veredicto sobre qué significa.
Qué pasa en el cuerpo cuando posponemos la alarma
La Doctora Rebecca Robbins de la División del Sueño de la Facultad de Medicina de Harvard explicó que posponer la alarma tiene un efecto negativo en el descanso porque lo único que hace es “fragmentar el despertar”. La acción perjudica la transición de la persona del estado de sueño a la vigilia.
En la misma línea, el sistema de salud integrado Mass General Brigham de Estados Unidos analizó más de tres millones de noches de sueño y comprobó que el 56% de las personas usan la opción “aplazar 5 minutos”. A su vez, este mismo porcentaje programaba varias alarmas seguidas para levantarse.
Este acto se relaciona con la “inercia del sueño”, la cual es el periodo de desorientación, somnolencia y deterioro del rendimiento cognitivo que aparece apenas se produce el despertar. Si no se logra activar el cerebro de forma correcta, se dificulta comenzar el día.
El estudio descubrió que quienes usan varios despertadores presentan una frecuencia cardiaca más elevada y un sueño más ligero en los minutos finales antes de abrir los ojos.
Qué significa poner varias alarmas según la psicología
Según la psicología, este hábito está relacionado con la personalidad y el manejo de la ansiedad. Quienes programan más de una alarma, suelen tener una fuerte tendencia a evitar el riesgo de quedar dormidos (y los riesgos en general). Es un reflejo de inseguridad anticipatoria, ya que se prefiere tomar precauciones antes de arriesgar a no despertarse.
En la misma línea, es un rasgo de personas conscientes de las propias debilidades. Este comportamiento señala un nivel alto de responsabilidad, ya que son personas que cuidan sus obligaciones.