

Por décadas, nos dijeron que dormir entre 7 y 9 horas es clave para la salud. Sin embargo, un estudio de la Tercera Universidad Médica Militar de China del que participaron más de 80.000 personas reveló una verdad sorprendente: la calidad y regularidad de tu sueño podrían ser incluso más importantes que la duración misma.
La investigación sugiere que las alteraciones en el ritmo del sueño pueden desencadenar procesos inflamatorios en el cuerpo, lo que a su vez contribuye al desarrollo de diversas enfermedades.
Cuánto creemos que dormimos vs. lo que realmente dormimos
Investigadores analizaron a casi 90.000 adultos con monitores de actividad física durante una semana y siguieron su salud por casi siete años. Arribaron a que muchos de los investigados no saben cuánto duermen realmente: casi el 22% de las personas que decían dormir más de 8 horas en realidad durmieron 6 horas o menos.
Esta discrepancia es crucial, ya que muchos estudios anteriores se basaron en lo que la gente creyó dormir, no en datos reales. Cuando corrigieron esta información, muchos de los supuestos peligros de "dormir demasiado" simplemente desaparecieron. Esto sugiere que el problema no es dormir mucho, sino tener un sueño de mala calidad o fragmentado que nos hace sentir que necesitamos más horas.
El ritmo del sueño, más crucial que la cantidad de horas
El estudio destacó que la consistencia y el ritmo de tu sueño importan más que la cantidad total de horas. Un horario de sueño inconsistente se vinculó con 83 enfermedades diferentes, incluso cuando la duración del sueño parecía normal.

Dentro de estas, se encontraron conexiones significativas con la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), la insuficiencia renal y la diabetes, patologías no asociadas previamente con la regularidad del sueño en estudios basados en autoinformes.
Patrones de sueños vinculados con 172 enfermedades y riesgos
Los patrones de sueño alterados se asociaron con 172 enfermedades distintas en casi todos los sistemas del cuerpo. La carga de enfermedad que esto representa es comparable a factores de riesgo conocidos como el tabaquismo o la obesidad.
El estudio calculó lo que los científicos llaman "fracción atribuible a la población", que es el porcentaje del riesgo de una enfermedad que podría prevenirse si todos tuvieran un sueño óptimo. Por ejemplo:
Hasta un 37% del riesgo de padecer Parkinson se atribuyó a la alteración del ritmo del sueño.
Un 36% del riesgo de diabetes tipo 2 también se relacionó con patrones de sueño alterados.
Un 22% del riesgo de insuficiencia renal aguda se vinculó con estos problemas.
En 92 enfermedades, más del 20% del riesgo se atribuyó directamente a problemas con el ritmo del sueño.
Incluso se observaron riesgos triplicados para la debilidad física relacionada con la edad y duplicados para la gangrena en personas con los ritmos de sueño más alterados.
Otras afecciones destacadas incluyen la cirrosis hepática y la tirotoxicosis.
Para asegurar la validez de los hallazgos, los resultados clave del estudio se replicaron usando datos de población estadounidense, lo que confirmó la relevancia global de estas observaciones.
Sueño: la importancia de mantener un horario fijo
La investigación sugiere que las alteraciones en el ritmo del sueño pueden desencadenar procesos inflamatorios en el cuerpo, lo que a su vez contribuye al desarrollo de diversas enfermedades. Marcadores inflamatorios como los glóbulos blancos y la proteína C reactiva mediaron esta relación, indicando una base biológica para la conexión.
Este estudio es un llamado de atención. Las recomendaciones actuales sobre el sueño, que se centran mayormente en la duración, resultaron incompletas. La nueva evidencia indica que mantener un horario de sueño consistente, acostarse y levantarse a la misma hora cada día, es un pilar esencial para la prevención de enfermedades y el mantenimiento de una buena salud a largo plazo. Es hora de prestar más atención no solo a cuánto dormimos, sino también a la calidad y regularidad de ese descanso.

















