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Caminar sigue siendo una de las actividades más simples y efectivas para cuidar la salud. Pero ahora, dos estudios recientes revelan que no alcanza con sumar pasos: el ritmo al caminar es clave para reducir el riesgo de muerte y de arritmias cardíacas.

Investigadores de la Universidad de Vanderbilt en Estados Unidos y de la Universidad de Glasgow en Reino Unido analizaron a más de 500.000 personas durante más de una década.

Ambos equipos llegaron a la misma conclusión: caminar rápido todos los días mejora la salud cardiovascular y puede prevenir enfermedades graves.

Menos riesgo de muerte con solo 15 minutos al día

El estudio de Vanderbilt siguió a casi 80.000 adultos durante 17 años. La mayoría eran de bajos ingresos y de ascendencia afroamericana, dos grupos que suelen tener menos acceso a espacios seguros para hacer ejercicio.

Los investigadores compararon a quienes caminaban lento durante más de tres horas al día con quienes caminaban rápido al menos 15 minutos. El resultado fue contundente, caminar a paso ligero redujo en un 20% el riesgo de muerte por cualquier causa.

Este beneficio se mantuvo incluso al considerar otros factores como dieta, tabaquismo o enfermedades previas. El esfuerzo adicional que implica caminar rápido parece activar mejor el sistema cardiovascular.

Menos arritmias en quienes caminan más rápido

En Reino Unido, el equipo de Glasgow analizó datos de más de 420.000 personas del Biobanco británico. El seguimiento duró 13 años y permitió detectar que el 9% desarrolló algún tipo de arritmia, como fibrilación auricular.

Los investigadores clasificaron la velocidad de caminata en tres grupos: lento (menos de 5 km/h), promedio (entre 5 y 6 km/h) y rápido (más de 6 km/h). Más del 40% caminaba rápido, y este grupo mostró menor riesgo de sufrir trastornos del ritmo cardíaco.

Caminar rápido mejora la circulación, eleva la frecuencia cardíaca y reduce la inflamación. Estos efectos fortalecen el corazón y ayudan a prevenir arritmias, incluso en personas con antecedentes cardiovasculares.

¿Quiénes se benefician más?

Los estudios mostraron que el impacto positivo de caminar rápido es mayor en mujeres, personas menores de 60 años, no obesas y en quienes ya tienen enfermedades cardíacas. Aunque la obesidad puede reducir el efecto protector, caminar rápido sigue siendo útil si se combina con otros hábitos saludables.

La profesora Jill Pell, autora del estudio británico, destacó que "la velocidad al caminar importa tanto como la cantidad de pasos". Caminar más rápido activa mejor el sistema cardiovascular y puede prevenir problemas graves.

Más beneficios: salud mental, peso y presión arterial

Caminar rápido no solo protege el corazón. También mejora la memoria, reduce el estrés, ayuda a controlar el peso y baja la presión arterial. Además, disminuye el colesterol malo (LDL) y mejora la oxigenación del cuerpo.

Los expertos recomiendan caminar al menos 30 minutos al día, cinco veces por semana. Pero incluso 15 minutos diarios a ritmo acelerado pueden marcar una diferencia.

Recomendaciones prácticas

  • Elegí un ritmo que te haga respirar más rápido, pero sin agotarte.
  • Caminá en lugares seguros, con calzado cómodo.
  • Si no tenés tiempo, dividí la caminata en dos bloques de 15 minutos.
  • Usá escaleras, evitá el ascensor y caminá en trayectos cortos.