

Los pistachos ganaron popularidad como snack saludable por su alto contenido de fibra, grasas buenas y antioxidantes.
Sin embargo, como ocurre con muchos alimentos, el exceso puede traer consecuencias negativas para la salud.
El lado B del pistacho: qué pasa si comés demasiados
Una porción estándar de pistachos equivale a unos 28 gramos, lo que representa entre 40 y 50 unidades. Esta cantidad aporta fibra, proteínas y minerales esenciales. Pero si se supera esa dosis de forma habitual, el cuerpo puede empezar a manifestar señales de alerta.
Uno de los principales riesgos del consumo excesivo de pistachos es el aumento de sodio en sangre, especialmente si se eligen versiones saladas.
El exceso de sodio puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por eso, los especialistas recomiendan optar por pistachos sin sal añadida y controlar la cantidad diaria.
Problemas digestivos: una señal de alarma
Otro efecto común del abuso de pistachos es el malestar digestivo. Este fruto seco contiene una gran cantidad de fibra, lo que en exceso puede provocar hinchazón, gases o diarrea.

Aunque la fibra es clave para una buena salud intestinal, su consumo debe ser progresivo y moderado para evitar efectos adversos.
Además, los pistachos son calóricos: 100 gramos aportan más de 550 calorías.
Si se consumen sin control, pueden dificultar el mantenimiento de un peso saludable, sobre todo si se combinan con otros snacks.
¿Cuál es la cantidad ideal?
Los nutricionistas coinciden en que una porción diaria de entre 30 y 40 gramos es segura y beneficiosa. Superar esa cantidad de forma ocasional no representa un problema, pero hacerlo todos los días puede alterar el equilibrio del organismo.
Si bien los pistachos son un aliado de la salud, si se consumen con moderación. Elegir versiones sin sal, controlar las porciones y prestar atención a las señales del cuerpo son claves para aprovechar sus beneficios sin sufrir consecuencias.
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