

Dormir lo suficiente y alcanzar un descanso reparador no solo mejora el ánimo, también protege la salud integral. Sin embargo, uno de los elementos más importantes para lograrlo suele pasar desapercibido: la almohada.
En el Encuentro de Líderes de El Cronista, Silvana Bergonzi, CEO de Arredo, reveló un dato clave: la almohada debe cambiarse cada año. Este consejo no es menor, ya que la calidad del sueño depende en gran parte de este accesorio.
¿Por qué es importante renovar la almohada?
Las almohadas ayudan a mantener la columna alineada y a reducir tensiones en cuello y hombros. Cuando pierden su forma, el soporte disminuye y el descanso se ve afectado.
Además, con el tiempo acumulan ácaros, humedad y secreciones que pueden provocar alergias, irritación ocular y problemas respiratorios.
Aunque lavar las fundas y ventilar la habitación prolonga su vida útil, la renovación periódica es indispensable para conservar sus beneficios. Según Bergonzi, hacerlo cada año es la mejor forma de garantizar higiene y confort.
¿Qué dice la ciencia sobre las almohadas?
Estudios publicados en revistas de salud y sueño confirman que una almohada en mal estado altera la postura y aumenta el riesgo de dolor cervical.
Además, la acumulación de microorganismos puede afectar el sistema inmunológico.
Por eso, se recomienda elegir almohadas con materiales que regulen la temperatura, absorban la humedad y permitan la circulación del aire para evitar la proliferación de bacterias.
Consejos para elegir la almohada correcta
- Optá por modelos que se adapten a tu postura al dormir (de lado, boca arriba o boca abajo).
- Buscá tecnologías que ofrezcan soporte y confort, como rellenos viscoelásticos o fibras hipoalergénicas.
- Cambiá la almohada cada 12 meses, incluso si parece en buen estado.












