En esta noticia

Comúnmente asociado con el cansancio o el aburrimiento, el bostezo es, en realidad, un fenómeno que implica procesos complejos en nuestro cerebro y organismo. Aunque todos lo experimentamos, pocas veces consideramos sus verdaderas implicancias.

Este acto involuntario, que suele contagiarse entre personas cercanas, va mucho más allá de una simple respuesta física. ¿Sabías que el bostezo puede estar relacionado con la regulación de la temperatura del cerebro y todo el sistema cognitivo?

A lo largo de esta nota, exploraremos qué sucede exactamente en nuestro cerebro y cuerpo cuando bostezamos, desentrañando los mitos y revelando datos científicos sobre esta curiosa conducta.

¿Qué efectos tiene en el cerebro la acción de bostezar?

El acto de bostezar y estirarse, conocido científicamente como "pandiculación", se observa en una diversidad de seres vivos como los humanos.

El bostezo puede estar relacionado con la regulación de la temperatura del cerebro. (Fuente: Unsplash)

Este movimiento instintivo, que incluye la extensión de extremidades y el arqueo del cuerpo, es mucho más que una simple respuesta a la fatiga o al aburrimiento.

La pandiculación está profundamente integrada en nuestro sistema nervioso y es observada incluso en individuos con ciertas condiciones neurológicas, como aquellos con parálisis unilateral que pueden mover involuntariamente un brazo inmóvil durante un bostezo.

Desde The Straight Dope indicaron que el bostezo tiene funciones específicas relacionadas con la regulación de la temperatura del cerebro y la preparación del cuerpo para estados de alerta aumentada. Estudios han demostrado que este comportamiento se origina en áreas del cerebro responsables de los movimientos involuntarios y la regulación metabólica.

Puntos clave sobre la pandiculación:

  • Regulación térmica del cerebro: el bostezo ayuda a enfriar el cerebro, una función crucial dado que este órgano consume aproximadamente el 20% de la energía corporal.
  • Preparación física y alerta: activa el cuerpo para situaciones que requieren atención inmediata, como despertarse o enfrentar un peligro potencial.
  • Mantenimiento del sistema miofascial: ayuda a mantener la flexibilidad y la funcionalidad de los músculos y el tejido conectivo, facilitando así movimientos más eficientes y reduciendo el riesgo de lesiones.

El bostezo excesivo: causas y cuándo preocuparse

El bostezo es un acto que todos reconocemos: abrir involuntariamente la boca para realizar una inhalación profunda y prolongada de aire, generalmente cuando estamos cansados o somnolientos.

Está demostrado que el bostezo activa partes del cerebro responsables de movimientos involuntarios. (Fuente: Unsplash)

Sin embargo, cuando el bostezo se vuelve excesivo y ocurre más frecuentemente de lo normal, incluso en ausencia de fatiga aparente, puede ser un indicativo de condiciones subyacentes que requieren atención médica.

Medline Plus, una fuente confiable en información de salud, identifica varias causas potenciales para el bostezo excesivo.

Causas principales del bostezo excesivo

  • Somnolencia o cansancio: es la causa más común y generalmente inofensiva.
  • Trastornos del sueño: condiciones como apnea del sueño o narcolepsia que provocan somnolencia excesiva durante el día.
  • Reacción vasovagal: una estimulación del nervio vago, que puede ser provocada por situaciones estresantes como un ataque cardíaco o una disección aórtica.
  • Condiciones neurológicas: problemas cerebrales como tumores, accidentes cerebrovasculares, epilepsia o esclerosis múltiple.
  • Efectos secundarios de medicamentos: algunos fármacos pueden provocar bostezo excesivo como efecto secundario, aunque es poco común.
  • Problemas con la regulación de la temperatura corporal: aunque raro, el bostezo excesivo puede indicar dificultades en la regulación térmica del cuerpo.

Es importante prestar atención a la frecuencia y las circunstancias del bostezo excesivo. Si este síntoma se acompaña de somnolencia diurna excesiva o si ocurre de manera inexplicable y frecuente, es aconsejable consultar a un profesional médico.