

Ningún estudiante de Administración de Empresas que se precie de tal pudo haberse salteado a Peter Drucker en algún momento de la carrera. Considerado “el mayor pensador en gestión de nuestro tiempo –según la revista Business Week– y abuelo de los gurúes, esa curiosa raza de pronosticadores ilustrados que atraviesa casi todas las disciplinas, Drucker falleció el viernes a los 95 años por causas naturales, en su casa de Claremont, California.
Este intelectual y periodista nacido en Viena, que cursó sus estudios en Francfort y en 1933 emigró al Reino Unido, es el inventor de la dirección de empresas como campo de estudio. Drucker lideró la armada de gurúes que en los ’90 visitó la Argentina junto a clásicos inoxidables como Philip Kotler (Marketing), William Ury (Negociación) o Edward de Bono (Creatividad), entre otros.
Drucker recorrió el mundo con sus conferencias, por las que se decía que cobraba unos 100.000 dólares en sus años de oro, y escribió 39 libros y miles de artículos, entre ellos El Concepto de la Corporación, La práctica de la administración y El ejecutivo eficaz.
Hace tres años, el presidente norteamericano George W. Bush lo galardonó con la Medalla de la Libertad, en reconocimiento a la influencia de su pensamiento en las estrategias de gigantes como Microsoft, General Electric e Intel.
Sintetizar el pensamiento de Drucker es una misión difícil, porque incursionó en temas como la innovación (acuñó la célebre frase No trates de innovar hacia el futuro, innova para el presente) y fue uno de los primeros en concebir a los empleados como una inversión, no como un costo o como meras máquinas. Hoy esta es una idea que puede parecer obvia, pero fue revolucionaria cuando la propuso en 1950.
Por ende, Drucker predicó que los trabajadores también debían participar en los beneficios de las compañías. Pero también fue el primero en introducir técnicas de motivación que siguieron al pie de la letra las grandes corporaciones de Wall Street. Por caso, General Motors le encomendó en 1943 que hiciera un estudio de su estructura corporativa, que le sirvió para escribir El concepto de la corporación.
Drucker definía al gerenciamiento como “un acuerdo con la gente, sus valores, su crecimiento y desarrollo, su estructura social y la comunidad . Según sus seguidores, este teórico será recordado por insistir a las empresas, privadas y públicas, a actuar dentro de la moral, la ética y la responsabilidad social.
Si la misión de un gurú es predecir, Drucker enunció conceptos que se cumplieron al pie de la letra años más tarde. En los ’80, predijo el advenimiento de la sociedad de la información y el conocimiento, y concibió la gerencia como un campo de acción profesional (el management), lo cual derivó en el surgimiento de escuelas de administración.
Pero si hay un concepto que Drucker dejará marcado a fuego para las generaciones futuras es el que otorga al empleado un rol casi dignificador en el mundo corporativo: “Ya estamos en un postcapitalismo en donde las empresas son dirigidas, en realidad, por el poder del conocimiento, por el factor humano .










