El río está revuelto y los tributaristas muy ocupados. La mayor presión del fisco para recaudar impuestos y los resguardos contables que las empresas comenzaron a tomar luego de los fraudes millonarios de Enron y World Com modificaron sustancialmente el trabajo de los expertos en impuestos, que se desempeñan en los estudios de la city porteña. Los tributaristas dejaron de ser los bichos raros entre los abogados y sus departamentos no dejan de crecer en importancia.

Para dimensionar el fenómeno basta repasar la expansión de los departamentos tributarios de algunos de los estudios líderes de esa práctica. El equipo de Cárdenas, Di Ció, Romero & Tarsitano, por ejemplo, pasó de dos abogados hace un par de años a once profesionales a la fecha (nueve abogados y dos contadores). Basílico, Santurio, Cainzos & Fernández tenía apenas un especialista hace cinco años y hoy ya cuenta con siete, entre cuatro abogados, un contador y dos estudiantes avanzados. En Negri & Teijeiro, por su parte, este año incorporaron dos nuevos abogados senior al área tributaria y ya cuentan con nueve profesionales en el equipo.

A la hora de analizar los motivos de semejante crecimiento, aunque con matices, los tributaristas coinciden en señalar las restricciones impuestas a las auditoras tras los fraudes corporativos americanos como uno de los elementos que más influyó en el aumento de su caudal de trabajo, cifra que los expertos ubican en torno al 40% para los últimos dos años. Es que el retiro de las Big Four, ex Big Five, en terrenos impositivos, y el consiguiente avance de los estudios jurídicos en esa materia, fue anunciado y más que regulado por la férrea Ley Sarbanes-Oxley, votada por el Congreso americano después de los escándalos.

Guillermo O. Teijeiro, de Negri & Teijeiro, considera que su trabajo se incrementó “significativamente en los últimos dos años y que varias son las causas. Si bien cree que es difícil establecer una relación directa entre los escándalos de Enron y World Com y el mayor caudal de trabajo en la Argentina, aclara que sí puede haber influido en las empresas multinacionales con presencia local. Al estar obligadas a acatar las normas de su casa matriz –alineadas con la ya archifamosa ley americana– muchas aplican criterios más estrictos que los exigidos por la ley argentina y entonces sí terminan recurriendo a los especialistas tributarios de los estudios.

Entre las restricciones impuestas a las compañías multinacionales de origen estadounidense, la Sarbox Act estableció una incompatibilidad entre las tareas del auditor contable y los trabajos en el campo del asesoramiento y litigio impositivo.

Alberto Tarsitano, de Cárdenas, Di Ció, Romero & Tarsitano, es un especialista en el tema y preside la Asociación Argentina de Estudios Fiscales. Su opinión es que en la Argentina “lo que más pudo haber beneficiado a algunas firmas de abogados es la imposibilidad para los abogados dependientes de las grandes firmas de auditoría de litigar en el contencioso tributario, especialmente en el judicial . Las compañías argentinas, en cambio, no tienen estas exigencias. “En la Argentina, la regulación no se ha endurecido , confirma Fabían Cainzos, de Basílico, Santurio, Cainzos & Fernández.

Manuel Benites, de Pagbam, señala que las restricciones impuestas por la Sarbox Act al trabajo de las Big Four –por la que no pueden auditar al mismo cliente para el cual litigan en temas fiscales– sí redundó en más trabajo para los departamentos tributarios de los estudios. “Los departamentos legales tributarios de las auditoras tienden a reducirse y eso permite que haya más trabajo para los tributaristas de los estudios , dice.

El actual avance de los abogados sobre la asesoría tributaria –un área que supo ser un virtual monopolio de los contadores– agrega un nuevo elemento de fricción a la histórica competencia entre ambas profesiones. “Competimos cada vez más con las Big Four , señala uno de los tributaristas beneficiados por este cambio de tendencia. Claro que no cualquier abogado se puede desempeñar en el área de impuestos. Una condición básica, y no demasiado difundida, es que sepa leer balances, algo que no todos los profesionales del Derecho están capacitados para hacer.

El proceso de valorización de los tributaristas no es nuevo. Hace apenas 20 años, los especialistas en asesoramiento impositivo eran los perros verdes entre los abogados. La primera promoción del posgrado de especialización en Derecho Tributario de la Universidad de Buenos Aires, en 1984, tuvo apenas tres egresados. Hoy también hay posgrados tributarios en la UCA, la Austral, la Universidad de Belgrano y la Universidad Torcuato Di Tella. “Las distintas universidades de todo el país han formado, a través de las carreras de posgrado, una muy buena generación de tributaristas , considera Tarsitano. Esta rama del Derecho explotó durante la avalancha de inversiones registrada en la década de los noventa. El diseño de estrategias para pagar la menor cantidad de impuestos posibles manteniéndose en la legalidad, conocido como tax planning, fue una de las estrellas de los nuevos negocios.

La especialidad sufrió con la depresión del final de la convertibilidad, pero volvió a crecer tras la reactivación económica. Claro que esto también despertó al fisco, y en lo que sí hay unanimidad entre los tributaristas consultados es al considerar que el mayor celo de los organismos recaudadores aumentó el caudal de su trabajo. La recaudación tributaria en el 2004 ascendió a 98.285,2 millones de pesos, un 36% por sobre la de 2003, informó la Administración Federal de Ingresos Públicos. Lo mismo ocurrió con los organismos provinciales y municipales, que detectaron el final de la crisis económica y salieron a recolectar impuestos con vigor inusitado.

“Como tributarista y a nivel individual esta situación me conviene, hay más trabajo. Pero si pienso en el país y en la necesidad de generar inversiones, entiendo los inconvenientes de la actual agresividad del fisco. Siguen cazando en el zoológico: cargan de manera exagerada a los que ya pagan y no persiguen al gran porcentaje que evade , explica Cainzos. Teijeiro coincide: “El índice de litigiosidad, sobre todo a nivel provincial y municipal, aumentó. En nuestro caso, el área contencioso tributaria ha pasado a tener un peso mayor que el que tenía históricamente .

Tarsitano, de Cárdenas, explica que la mayor presión de los organismos de recaudación generó más trabajo. Y esto se relaciona, dice, “a las deficiencias en los procesos de implementación (de las leyes tributarias), a la colisión de estas presiones con las garantías que amparan el derecho del contribuyente y al abuso en que a menudo incurre el fisco a la hora de recaudar. Rubén Asorey, de Asorey & Navarrine, también señala un aumento en el trabajo tributario y los desafíos que esto implica. “Nos obligó a doblegar nuestros esfuerzos para no afectar nuestra filosofía esencial de boutique jurídica proveedora de servicios tailor-made, a cargo de los propios senior partners. Hemos puesto el énfasis para que el incremento de trabajo no afecte nuestra calidad de artesanos del derecho , explica.

La voracidad del fisco y la retracción de las auditoras dejaron la cancha libre para que los abogados ganen plata asesorando sobre cómo pagar impuestos y no morir en el intento.